domingo, 1 de abril de 2012

Obtención de notas individuales a partir de una nota de grupo mediante una evaluación cooperativa

Seguramente, más de una vez tuvimos que evaluar un trabajo grupal, cuantificarlo, y colocar una nota a cada integrante del grupo. Está claro que no podemos tener una respuesta global a los problemas que la actividad plantea, pero podemos reflexionar sobre ellos ¿Qué significa coevaluación? ¿Autoevaluación? ¿Evaluación cooperativa?



En este trabajo se presenta un método que permite evaluar la responsabilidad individual en actividades cooperativas, mediante una coevaluación holística con autoevaluación.

La nota final del estudiante tiene aportaciones de la evaluación del docente (a través de la nota del proyecto), de la evaluación de sus compañeros de grupo (a través de la coevaluación) y de su propia evaluación (autoevaluación), constituyendo un ejemplo de evaluación cooperativa.

Prácticamente no hay nada que un docente pueda hacer en una clase para eliminar cualquier tipo de queja por parte del alumnado, aunque éstas pueden ser un problema serio si son generalizadas. El uso de un sistema de coevaluación como el que se ha propuesto en este trabajo ayuda a reducir el número de quejas que comúnmente se recogen en actividades grupales y cooperativas, en especial las relacionadas con los polizones. Cuando a los estudiantes se les informa que los polizones no recibirán la misma puntuación que el resto, se sienten menos inclinados a quejarse acerca de este problema del aprendizaje cooperativo. Para evitar el sesgo en las calificaciones debido a posibles valoraciones subjetivas o confabulaciones entre estudiantes, que pudieran conducir a la detección de falsos polizones, el docente siempre puede analizar los comentarios y justificaciones que el alumnado realizó y entrevistarse con los estudiantes implicados para averiguar exactamente qué ha pasado.

Cabe destacar la importancia del propio estudiante en el proceso evaluador en este tipo de experiencias y es que en la concepción tradicional de la enseñanza, las actividades de aprendizaje son básicamente memorísticas y repetitivas; por ello, es de esperar una modalidad de evaluación sumativa y cuantitativa, individual y centrada en los resultados finales, sin considerar el proceso. En cambio, desde una concepción constructivista del aprendizaje y centrada en la cooperación, la evaluación debe atender no sólo
a un objetivo sumativo, igualmente necesario en algunos momentos del proceso, sino a todo el proceso, y tanto a escala individual como del grupo, entre iguales y por el docente (De Benito y Pérez, 2003). El estudiante, al mismo tiempo que asume mayor responsabilidad en el proceso de aprendizaje, debe responsabilizarse de la valoración del propio trabajo y del de otros. El docente, por su parte, tiene un nuevo rol en las evaluaciones cooperativas, que se asemeja más al de un examinador externo y moderador, ya que debe controlar el proceso, proteger a los estudiantes de las puntuaciones injustas y establecer los criterios de referencia para la evaluación.

Por último, conviene destacar que la autoevaluación y la coevaluación, como formas de evaluación cooperativa, no son métodos de evaluación, sino fuentes de evaluación que pueden ser usadas junto con diferentes métodos e instrumentos evaluativos y deberían formar parte de un proceso de cambio hacia una instrucción centrada en el alumnado. Las habilidades para autoevaluarse, para realizar evaluaciones entre iguales o de participar en evaluaciones cooperativas son importantes en el desarrollo del aprendizaje a lo largo de la vida del estudiante y en el desarrollo de la autonomía de los individuos (Sambell, McDowell y Brown, 1997





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