Desde este blog
hemos proclamado la importancia de las evaluaciones en la escuela, considerando
además todos los planos que puede asumir. Uno de ellos es el de la Institución
en su conjunto, y más particularmente consideraremos la opción de la
autoevaluación ¿En qué consiste? ¿Cuáles son sus características? ¿Qué
condiciones la posibilitan?
En principio, concebimos la Autoevaluación Institucional
como una oportunidad para repensar el o los sentidos de la institución escolar y
alcanzar sus finalidades formativas.
Diferentes definiciones de autoevaluación nos
introducen en el concepto y también nos permiten incursionar en las distintas perspectivas
y posibilidades que se le abren a una institución educativa que desea aprender.
Podemos decir, entonces, que vale para generar conocimiento más profundo acerca
de una determinada realidad. Este conocimiento requiere de la formulación de interpretaciones
acerca del valor del quehacer cotidiano de los miembros de la organización. El desafío
es promover una reflexión colectiva para producir cambios que impulsen un
constante proceso de mejora.
Al encarar un proceso de Autoevaluación Institucional cada organización
puede asumir diferentes modalidades. Para dirigirlo, por ejemplo, representantes
de todos los estamentos de una institución conforman un comité, o se agrupan en
su totalidad, bajo el compromiso de participación activa y responsable de directivos
y demás miembros. Se define para su realización una serie de dimensiones, áreas
y aspectos que será analizada en su totalidad, o en parte, según el acuerdo de sus
miembros. De este modo, se aprecia gran similitud entre la evaluación y la investigación,
las que a pesar de tener diferentes fines comparten las mismas técnicas e instrumentos.
Sin embargo, no acotamos el desarrollo de dicho
proceso a una cuestión exclusivamente técnica, aunque resaltamos su relevancia.
La Autoevaluación Institucional es también una acción ética y política. En este
sentido, se transforma en una necesidad para sostener la función pedagógica con
calidad a la vez que genera un contexto de trabajo colaborativo.
Podríamos resumir el concepto afirmando que se
trata de un proceso complejo que supone una acción reflexiva y valorativa sobre
una serie de aspectos organizativos, curriculares, contextuales, de gestión, por
ejemplo, que interactúan para lograr la calidad del centro. Es a partir de esa información
generada en conjunto que se da la comprensión de las situaciones y se definen con
mayor claridad las estrategias de mejora.
Características de
la Autoevaluación
Institucional
No todos los procesos de AI asumen las mismas características, las que
dependen del modelo que se pone en práctica y de las condiciones del sistema
educativo en que tienen lugar. No obstante, podemos resaltar los siguientes
rasgos distintivos:
• Los actores de la organización escolar son quienes conducen e
implementan el proceso.
• Se pueden procurar asesores o personal externo en el proceso solo si
fuera necesario y existieran dificultades de gestión.
• La finalidad es fortalecer los mecanismos de autorregulación
institucionales.
• Las dimensiones, aspectos y criterios utilizados para esta
autoevaluación son previamente seleccionados por la propia institución.
• Su producto es un informe de autoevaluación con acciones de mejora a
ser implementadas para optimizar la calidad de la formación y finalidades
educativas que se persiguen.
Condiciones que
posibilitan la
Autoevaluación Institucional
Las condiciones que hacen posible la autoevaluación son:
• La cultura de la
participación. Es necesario comprender cómo construirla.
• La voluntad política para realizar la Autoevaluación Institucional
sin la cual esta fracasa.
• El compromiso y la participación activa de los miembros de la
comunidad durante todo el proceso.
• La viabilidad del acceso a la información a ser analizada.
• El apoyo del personal técnico para el procesamiento de la información.
• La utilización de los resultados para proponer los planes de mejora.
Extraído de
N. E. LANDI, M. E. PALACIOS
REVISTA IBEROAMERICANA DE EDUCACIÓN. N.º 53 (2010), pp. 155-181
No hay comentarios:
Publicar un comentario