El portafolio
supone un buen ejemplo de lo que se viene llamando evaluación auténtica. Es un
método que permite conocer mejor a los estudiantes y sus verdaderos logros,
además de ofrecerles una visión más realista de las demandas que recibirán
fuera del ámbito escolar. Un estudio de Calfee y Perfumo sobre la
utilización del portafolio y basado en la opinión de los profesores, reveló dos
aspectos importantes: por un lado, los profesores reconocen haber introducido
el portafolio a su práctica educativa como un intento de renovación personal,
impulsados por un nuevo compromiso que ha incrementado su estatus, haciéndoles
más responsables de su propia instrucción; por otra parte, reconocen que los
fundamentos técnicos de esta evaluación son aún débiles, todavía no está claro
cómo medir los logros conseguidos.
A pesar de todas las ventajas mencionadas, no son pocos los problemas asociados a estas alternativas en evaluación:
1. Son métodos
mucho más costosos. Al mayor coste económico, hay que añadir el tiempo,
siendo además mucho menor el número de personas que pueden ser evaluadas
simultáneamente.
2. Dificultad de
elaborar evaluaciones paralelas. A diferencia de los tests, encontrar
tareas cuyos requerimientos sean idénticos es muy difícil.
3. Falta de
acuerdo en los constructos que han de evaluarse en el proceso de resolución
de problemas.
4. El uso de
jueces para puntuar la ejecución de tareas supone mayor subjetividad.
La probabilidad de error aumenta y el coste es mayor. Aunque se entrene a los
jueces y se les muestren ejemplos de una buena y mala ejecución, los jueces no
siempre siguen estas reglas. Sus evaluaciones están sometidas a factores
situacionales, características de los examinados y asunciones del estereotipo
de lo que es una buena ejecución.
5. La compleja
naturaleza de muchos ejercicios. Esta complejidad no sólo hace que la
evaluación sea más cara y difícil de puntuar, sino que dificulta la obtención
de una muestra adecuada de la expresión de estas habilidades. Por otro lado, el
tiempo no puede alargarse más de dos horas, para asegurar un buen rendimiento,
y esto limita el número de tareas a un máximo de tres o cuatro, lo que difícilmente
asegura una adecuada representación de esa habilidad.
6. El efecto del
contexto en la
evaluación. Separar la influencia del contexto de evaluación de la
ejecución realizada es muy difícil. Los resultados pueden verse influidos por
la presencia de otras personas y en el caso concreto del portafolio, nos
encontramos con el problema de cómo averiguar si las muestras presentadas han
si do realizadas por el niño.
7. Generalización
de las inferencias. Al centrarse en habilidades específicas es difícil generalizar
a otros dominios. Se requerirían evaluaciones muy amplias, extendidas a
diferentes dominios, lo que encarecería el coste y se perdería efectividad.
Los métodos
utilizados en este modelo no son novedosos, de hecho responden al tipo de
evaluación que se ha realizado dentro del aula durante muchos años, la novedad
se encuentra en su aplicación a las evaluaciones a gran escala, y es aquí donde
aparecen sus limitaciones. Aspectos como la validez y fiabilidad de las mediciones
tienen gran relevancia, lo que es válido dentro del aula, puede no serlo en una
evaluación a gran escala. Muchos autores han tratado el problema de la
validación de estas mediciones, sin embargo, no sucede lo mismo con la
fiabilidad, olvidada por los defensores de la evaluación auténtica.
Extraído de
La evaluación
convencional frente a los nuevos modelos de evaluación auténticaAmaia Bravo Arteaga y Jorge Fernández del Valle
Universidad de Oviedo
En Psicothema 2000. Vol. 12, Supl. nº 2, pp. 95 99
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