Resulta importante realizar algunas precisiones de otros
órdenes como el teórico, ético y político del problema atendiendo a su propia
idiosincrasia.
Evaluar el currículum desde una perspectiva global como la
que se propone, es una tarea compleja que implica no sólo hacerlo desde sus
aspectos explícitos y objetivables como formato, modos de desarrollo y
concreción, sino también en cuanto a sus supuestos básicos que fundamentan y
otorgan sustentabilidad a la propuesta curricular.
Es preciso destacar que las tradiciones en evaluación que
siguen impregnando las prácticas educativas se han encargado de transformar una
cuestión fundamental, con fuerte carga ética y política, en una cuestión
preponderantemente técnica y administrativamente viable, restándole espacio a
un debate profundo que atienda a las posibilidades formativas que realmente
debe tener la evaluación, si es que a través de la misma se logra obtener
información válida y que pueda ser adecuadamente valorada y utilizada.
Lo expresado anteriormente significa que es necesario tener
conciencia del carácter axiológico de la evaluación ya que ella implica siempre
un juicio de valor que deberá ser correctamente tenido en cuenta de acuerdo con
las finalidades que se hayan planteado con respecto a los resultados de la
evaluación y a su utilización.
También es pertinente señalar que la evaluación es uno de
los aspectos más conflictivos y complejos del planeamiento y desarrollo
curricular. Lo es en tanto estudiar y reflexionar acerca de la evaluación
significa entrar en el análisis de todas las prácticas pedagógicas que tienen
lugar en la institución y por lo tanto implica y compromete a todos sus
miembros y a las condiciones contextuales.
Otro aspecto que tienen que ver con la evaluación
curricular, es el referido a la exigencia de coherencia con respecto a las
concepciones sustentadas frente a cada uno de los componentes del currículum
(objetivos, contenidos, enseñanza, aprendizaje, etc.), lo que supone la
construcción de metodologías adecuadas y de criterios de valoración
pertinentes.
Es claro que un proceso evaluativo complejo como lo es el
curricular, requerirá de apertura de enfoque para poder permitir la obtención
de datos tanto de proceso como de resultados, y para abordar las distintas
dimensiones curriculares a ser evaluadas. De lo anterior se deduce la necesidad
de mantener también, la necesaria apertura metodológica, que de lugar a la
utilización de diferentes técnicas y procedimientos de recolección de datos,
para indagar adecuadamente los múltiples aspectos del desarrollo curricular, y
para permitir al mismo tiempo la contrastación de los datos obtenidos.
Todo proceso evaluativo debe atender adecuadamente a la
rigurosidad en la construcción de instrumentos pertinentes e idóneos y a los
cuidados en su aplicación, teniendo en cuenta qué es lo que se pretende evaluar
en cada caso, pero dando lugar al mismo tiempo a la consideración de procesos,
situaciones o resultados no previstos.
Aspectos a tener en cuenta en el proceso de evaluación
curricular
La elaboración de todo diseño de evaluación curricular y su
desarrollo, exigen tener en cuenta una serie de requisitos a los que responder,
a los efectos de asegurar su viabilidad y eficacia. Señalaremos a continuación
aquellos que consideramos más importantes:
-Tiene que ser asumido y desarrollado por la Comunidad Educativa,
ya que en ella se legitima la autonomía institucional y el compromiso de todos
sus miembros.
-Debe ser entendido como una actividad diagnóstica que
ofrezca posibilidades de mejora de las prácticas curriculares.
-Pretende / debe ser riguroso en su metodología.
-Tiene que ser holístico y retroalimentador, es decir que su
aplicación tenga incidencia en la totalidad de aspectos o componentes del
currículum y en las prácticas institucionales, aunque enfatice en actividades
formativas y etnográficas.
-Debe indagar acerca de actitudes, valores y supuestos que
subyacen a los tipos de información recogida a través de diversas fuentes. Por
ello es importante recabar los juicios subjetivos de los profesores de modo que
permitan interpretaciones en profundidad.
-Debe implicar la utilización de técnicas de recogida y
análisis de datos contextualizadas, especialmente desde el enfoque cualitativo,
sin renunciar a los datos estadísticos propios de una perspectiva cuantitativa.
-Sus resultados deberán ser interpretados y recogidos en un
informe que se integre a los diferentes documentos institucionales, estimulando
el flujo de información en todas las direcciones y sentidos.
-Deberá ser sistemáticamente contrastado con la realidad,
para poder atender a cambios en la misma que lleven a planteamientos
innovadores del modelo.
-En instituciones democráticas y abiertas los procesos
evaluativos deben ser iniciados y realizados por los profesores de las propias
instituciones educativas.
Extraído de
Fundamentos en humanidades
Universidad Nacional de San Luis
Año II - N° 2 (4/2001) / pp. 101 - 122
Evaluación curricular
Autora
Marta Brovelli
Universidad Nacional de Rosario
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