martes, 19 de noviembre de 2013

La diversidad de perspectivas. Autoevaluación y evaluación externa


La Evaluación Curricular nos lleva a muchas reflexiones, entre ellas ¿Quién la debe llevar a cabo? ¿Autoevaluación o evaluación externa? En los siguientes párrafos, se analizan las variantes posibles, con sus ventajas y desventajas. 
 


La autoevaluación institucional cuenta ya con suficientes argumentos a favor como para que su utilización se encuentre suficientemente legitimada en los ámbitos académicos que abogan por la democratización de las instituciones y un mayor compromiso profesional. Los mismos argumentos son válidos cuando nos referimos a la evaluación curricular en tanto el currículum constituye un objeto central y sustantivo a las instituciones educativas.

Esta posición considera que los profesores son los profesionales indicados para encarar un proceso de deliberación acerca de la toma de decisiones más adecuadas para el desarrollo y evaluación de las prácticas educativas. Por otra parte considerar a la evaluación curricular como un proceso de investigación colaborativa, supone percibirla como algo natural y propio de la profesión docente y de sus prácticas cotidianas, lo que significa un cambio radical en el modo de concebir la investigación en educación.

También y como consecuencia de lo expresado anteriormente, se considera a la institución como el lugar apropiado, como el espacio de reflexión crítica, con capacidad para valorar su quehacer y tomar las decisiones que, de modo participativo y consensuado produzcan los cambios que consideren adecuados y necesarios. En tal sentido resulta pertinente la siguiente cita: “...la tarea de tomar como objeto de análisis y discusión la información obtenida por sus miembros en los procesos de indagación, registro y sistematización de la información, constituirá una oportunidad para que, en común, describan y analicen múltiples aspectos de su realidad institucional, y pongan en juego variadas interpretaciones críticas” (Lafourcade).

Trabajar en la evaluación del currículum, acceder a la información que se obtenga y participar de la interpretación de sus resultados, permite a todos los docentes conocer y comprender lo que sucede con currículum y su desarrollo en su totalidad, tanto como deslindar aquellas responsabilidades que son propias de la institución, de aquellas que la exceden.

Sin embargo, como ya se ha señalado con anterioridad en este documento, la evaluación curricular a cargo de sus propios protagonistas, también tiene sus limitaciones y riesgos que pueden con facilidad sesgar las interpretaciones y valoraciones, más aun cuando todavía no se encuentra instalada una cultura de la evaluación en nuestras instituciones educativas. Es por ello que, como lo demuestran algunas experiencias realizadas, es conveniente y deseable contar con la ayuda externa para orientar el proceso de evaluación curricular. La presencia de un agente externo puede ayudar a convertir en extraño, lo cotidiano, a colocarlo cono objeto de análisis, sujeto a indagación, reflexión crítica y valoración.

Otro aporte que puede realizar el agente externo es el referido a la solvencia metodológica y coherencia entre el enfoque que la institución decida y los aspectos técnicos y procedimentales que la evaluación requiere, empleándolos con la rigurosidad necesaria. Esto puede implicar también mayor eficacia en la tarea con menor recargo de tiempo para los profesores, en tanto se sientan orientados y contenidos en un proceso complejo y como ya se dijo, no exento de conflictos. Si el asesor o agente externo logra la confianza de los miembros de la institución, puede ayudar a la credibilidad del proceso y de sus resultados de la evaluación, convirtiéndose en un “mediador sincero y necesario”. Este lugar puede ser ocupado por profesores de otras instituciones, con conocimientos y formación en tareas de evaluación.

A modo de conclusión acerca de este punto, se puede afirmar que es deseable y más un aconsejable, la combinación de estrategias de autoevaluación con las de participación de agentes externos, ya que diferentes miradas y perspectivas seguramente van servir para enriquecer procesos complejos y dificultosos como el de la evaluación curricular, otorgándoles mayor credibilidad y profesionalismo.

Desde otro punto de vista y dimensión de la evaluación externa, la conformación de comisiones que se constituyen por afuera de las instituciones, bajo la responsabilidad de los organismos de conducción estatal, puede resultar de verdadera utilidad para obtener un panorama global del sistema educativo y para ofrecer otras perspectivas de análisis e interpretación de la evaluación curricular que se enriquezca y retroalimente con l as autoevaluaciones curriculares institucionales. Estas comisiones podrán tener distintas formas de conformación, combinando la participación de actores institucionales internos con agentes externos, que pueden ser colegas de otras instituciones educativas.

Queda un concepto más para plantear, que puede resultar muy valioso en los procesos de evaluación curricular que es el de metaevaluación. A través de ella pueden unirse, articularse las perspectivas de la autoevaluación y de heteroevaluación o evaluación con la participación de agente externo y fundamentalmente, realizar un proceso reflexivo acerca de la evaluación diseñada y desarrollada, y de los efectos que haya podido producir en las prácticas curriculares e institucionales. Se abre de este modo a través de nuevos interrogantes, la espiral reflexiva que puede conducir a cambios e innovaciones




Extraído de
Fundamentos en humanidades
Universidad Nacional de San Luis
Año II - N° 2 (4/2001) / pp. 101 - 122
Evaluación curricular
Autora
Marta Brovelli
Universidad Nacional de Rosario

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