Podemos observar numerosos factores que inciden en el momento de asignar una calificación, algunos dependen del docente, otros del alumno, de la cultura de la estratificación, de mandatos institucionales ¿Es la calificación escolar, fruto de un proceso objetivo?
Existen doce factores que inciden de manera recurrente e
imbricada en la decisión del docente al momento de la asignación de la
calificación a sus alumnos:
·
mandato institucional,
·
formación profesional del docente,
·
alienación social,
·
pedagogía de la evaluación,
·
motivación,
·
preferencias,
·
parafernalia de la evaluación,
·
sentimientos y emociones,
·
memorización,
·
exclusión y facilismo,
·
fraudes y
·
factor de angustia y nerviosismo.
Es interesante observar como hay agrupaciones de factores
que a la vez permitieron organizarlos en categorías más específicas, que sin
ser independientes totalmente nos conducen a la construcción de cinco
categorías menos fragmentadas en la trama: calificagénesis, mandato
institucional, factores del docente, factores del alumno y la cultura de la
estratificación, selección y exclusión escolar. Ésta última y las dos primeras
tienen como fin la reproducción teleológicamente hablando, no así los factores
del docente y factores del alumno; para el caso de los factores del docente
éstos se amalgaman para tratar de consolidar la docencia como una profesión,
para el caso de los factores del alumno ocasionan que se trastoque la finalidad
de la educación haciendo que los alumnos se enfoquen en el problema y no en la
solución, es decir; el alumno está más preocupado por obtener una buena
calificación y no por apropiarse del conocimiento; pero éstos dos fenómenos
terminan por formar un círculo vicioso que engloba a los anteriores y conducen
finalmente hacia la reproducción de este esquema de evaluación o valoración.
También, el análisis manifiesta que todo esto no es un
círculo completamente invulnerable o estático, sino todo lo contrario, es un
fenómeno mutante y sumamente dinámico, el cual contiene un núcleo en constante
ebullición y del que sobresalen de entre todos lo demás, dos fenómenos en
constante pugna. El primero encaminado hacia la ruptura de la reproducción, que
aunque no corresponde propiamente al concepto de resistencia al cual hace
mención Henry Giroux, ya que según este teórico, la teoría de la resistencia
establece que ésta se da siempre y cuando existan planteamientos de carácter
intelectual e ideológico por escrito, lo cual denominaremos como una
resistencia intuitiva, que la podemos identificar como rechazo sistemático pero
sin argumentos a ser etiquetado por números llamados calificaciones y que estos
conllevan a una clasificación de buenos, regulares o malos y que el ser humano,
ya por temor o instinto de conservación los rehuye, los rechaza; es
precisamente esa situación la que condiciona y le da razón existencial de ser
al siguiente fenómeno.
El segundo, corresponde propiamente a lo que Edmund Husserl
en su trabajo “La idea de la fenomenología” denomina como situación
fenomenológica inmanente del ser humano, en donde por un lado, se presenta la
esencia de libertad del ser humano y por el otro, la esencia de la dominación
del hombre por el hombre. Dicho de otra manera, el humano rechaza a ser
calificado, pero al mismo tiempo acepta la calificación como instrumento de
poder y control hacia los demás como consecuencia de todo el proceso ideológico
al que se ha visto sometido desde el inicio de su transitar por las
instituciones educativas, y que muchas de las veces inicia mucho antes, en el
seno familiar y religioso.
Extraído de
LAS CALIFICACIONES, ¿CONTROL, CASTIGO O PREMIO?
Jesús Rivas Gutiérrez Universidad Autónoma de Zacatecas,
México
José Ruíz Ortega Escuela Preparatoria “Candelario Guisar”,
México
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