Las condiciones
organizativas de las evaluaciones ¿Están al servicio de los aprendizajes? Ante
la disyuntiva de cualitativas o cuantitativas ¿Qué expresa la teoría? ¿Qué
sucede en las prácticas? Los siguientes párrafos, de M A Santos Guerra,
muestran contradicciones de las evaluaciones educativas, que son útiles para la reflexión en todos
los niveles.
Aunque la
organización de la Universidad ha de tender a facilitar los procesos de
enseñanza y aprendizaje, las condiciones organizativas (masificación, rutina,
falta de estímulos...) dificulta la evaluación rigurosa y de calidad.
La masificación de alumnos dificulta la tarea de hacer
evaluación rigurosa. Digo dificulta, no impide, porque algunos profesores hacen
lo mismo con 5 alumnos que con 500.
Un pequeño grupo de alumnos permitiría al profesor conocer
cómo aprende cada uno, qué sabe, qué dificultades tiene para el aprendizaje. Lo
que hace cotidianamente en el aula serviría como referente fundamental de su
aprendizaje.
Los profesores explican oralmente y casi siempre preguntan
por escrito. ¿Cómo van a disponer de tiempo para hacer entrevistas
individuales? Es el sistema el que lo impide.
La organización, por otra parte, mantiene una rigidez que se
aviene mal con la diversidad de las experiencias y del alumnado. Los mismos
tiempos, las mismas estructuras, las mismas fechas de entrega de actas... Todo
ello condiciona un modo de actuar adaptado y flexible.
No sólo es el contexto organizativo lo que dificulta una
buena práctica de la evaluación en la Universidad, hay iniciativas y mecanismos
que la ponen en entredicho. Se evalúa la docencia de los profesores de tal
forma que apenas si adquiere relieve para el intento de hacer bien las cosas,
de dedicarles el tiempo y la preparación que requieren. Sin embargo, la forma
de evaluar la investigación tiene otro carácter: más exigente, más riguroso,
más importante, sin duda. La conclusión es obvia: hay que dedicarse a las cosas
importantes, a las que tienen repercusiones sobre la práctica. Me he
referido en otro lugar a estos fenómenos como «abusos» de la evaluación.
Esta masificación acentúa el valor del examen como prueba
única. Obsérvese que esa «consagración del momento» hace que algunos profesores
rechacen demostraciones fehacientes de haber adquirido el conocimiento hechas
por los alumnos a posteriori («me puse nervioso», «me quedé en blanco», «no me
expliqué bien», «me confundí»...). El argumento (o la excusa) con la que el
profesor rechaza las alegaciones suele ser de este tipo: «Deberías haberlo
dicho en su momento. No ahora».
Paradoja
Aunque las
instituciones de formación de docentes hacen hincapié, teóricamente, en la
importancia de la evaluación cualitativa, las prácticas siguen instaladas en
los modelos cuantitativos.
Es frecuente el divorcio entre lo que se explica y lo que se
hace. La evaluación que realizan los alumnos contradice las teorías que
aparecen en los libros sobre evaluación que los alumnos estudian para realizar
sus exámenes.
Resulta paradójico que en una institución en la que se
explican la naturaleza y exigencias de la evaluación cualitativa, la práctica
se sustente sobre modelos cuantitativos. Incluso, cuando se utilizan
evaluaciones de corte más cualitativo, el resultado final ha de constar en un
acta con una sola palabra: Suspenso, aprobado, notable, Sobresaliente o
Matrícula.
Es, en efecto, paradójico que, quizás, en una asignatura en
la que se estudia la importancia y la conveniencia de la evaluación, se
realicen exámenes a través de pruebas objetivas.
Lo que planteo respecto a la evaluación de los alumnos puede
verse también en lo que se refiere a la evaluación de las instituciones. Se
estudia la necesidad de la evaluación institucional, pero no se hace. Se
insiste en la importancia de una evaluación naturalista pero, cuando se lleva a
cabo, se aplican de forma exclusiva cuestionarios cerrados. Se explica que es
importante la formación en valores, pero se pregunta exclusivamente por los
resultados obtenidos en las pruebas.
Autor
Miguel Ángel Santos Guerra
Universidad de Málaga.
En Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del
Profesorado
20 paradojas de la evaluación del alumnado en la Universidad
española