Una Evaluación Curricular afecta a muchas personas, requiere de recursos y es una actividad compleja, por lo tanto necesita de una cuidadosa preparación ¿Qué aspectos considerar? ¿Qué preguntas debemos hacernos?
Luego de expuestos los argumentos que muestran la
complejidad de los procesos de evaluación curricular como así también, aspectos
y situaciones que hacen a la posibilidad de concretarlos en condiciones
institucionales favorables, puede resultar de utilidad que los grupos
responsables de la evaluación sean capaces de sustentar respuestas
suficientemente fundadas ante interrogantes clásicos del campo de la evaluación
como los siguientes:
1) ¿Para qué evaluar
el currículum? Los objetivos de la evaluación.
Desde el punto de vista de la evaluación curricular como una
responsabilidad institucional, a cada institución le cabe la tarea de fijar los
objetivos de la evaluación curricular. No hay duda que en este caso la
finalidad estará íntimamente ligada a la necesidad de poseer información acerca
de lo que ocurre en las instituciones educativas con relación a las acciones de
enseñar y de aprender teniendo como marco referencial a una propuesta
curricular que da sentido a estas funciones institucionales básicas. La
interpretación de la información obtenida, servirá para orientar el proceso de
toma de decisiones.
Desde otra perspectiva, la evaluación curricular puede ser
entendida como una dimensión de lo que se entiende como rendición de cuentas
ante el propio sistema educativo y ante la sociedad. Esto
significa emprender un proceso de divulgación y comunicación de los resultados
de la evaluación hacia fuera de la institución, saltando su cerco, para que la
comunidad pueda acceder a información que reviste interés en tanto permite
saber más acerca de lo público, hacer público aquello que sucede en los
espacios sociales con responsabilidades específicas como la de formación de
profesionales, como así también los resultados obtenidos en esta tarea.
En el caso de la evaluación curricular en el nivel superior,
y específicamente en la
Formación Docente, ésta adquiere connotaciones particulares,
en tanto se trata de la formación de profesionales que deberán poner en juego
en el desempeño profesional, competencias específicas en ámbitos diferentes y
con fuerte compromiso social.
2) ¿Qué evaluar
acerca del currículum? Los contenidos de la evaluación
No resulta sencillo determinar qué es lo que se quiere
evaluar acerca del currículum, dada la complejidad y amplitud que implica. Para
ir despejando el campo podemos decir que la evaluación curricular tiene dos
dimensiones:
a) la evaluación intrínseca, comprende la evaluación de los
elementos del currículum, su organización y estructura y sus prácticas
institucionales;
b) la evaluación de los resultados, referida al impacto
social que puede tener el egresado a través del desempeño profesional.
Evaluación intrínseca del currículum
Respecto de ella podemos señalar al menos dos aspectos a
tener en cuenta:
1) Evaluar la congruencia interna del proyecto o diseño
curricular, entre la estructura profunda y la estructura superficial y entre
los distintos elementos que componen el diseño. 2) Evaluar la distancia entre
la propuesta o diseño como norma y lo que realmente ocurre en el proceso de
desarrollo curricular y los resultados producidos. Desde este modo podemos
concebir a l a evaluación curricular como un proceso continuo, que se
desarrolla en espiral, en el que se compara lo que ocurre en la realidad con la
propuesta inicial que actúa como modelo, de modo que los juicios de valor que
se produzcan actúen como insumos para las adecuaciones o cambios en el diseño
original.
Sin lugar a dudas para abordar el problema de los contenidos
de la evaluación atendiendo a las explicitaciones antes realizadas, la primera
condición es el conocimiento, comprensión e interpretación lo más amplio y
profundo posible, de los fundamentos, criterios, formatos y modos de
organización del currículum. Con ello nos estamos refiriendo tanto al
conocimiento de la estructura profunda como de la estructura superficial ,
conceptos ya trabajados en documentos anteriores.
En un intento por identificar posibles aspectos a evaluar,
señalaremos los siguientes:
1. Propósitos o intencionalidades del currículum
2. Adecuación contextual del Diseño Curricular
3. Adecuación a las normativas vigentes si es que existen
4. El modelo de currículum que fundamenta la práctica.
5. Los elementos configuradores del diseño curricular.
6. El o los modelos de enseñanza que desarrollan en la
práctica los profesores.
7. El modelo / s y teoría / s acerca del aprendizaje de los
alumnos.
8. Las programaciones de los profesores a nivel de aula
9. La coherencia entre el diseño y el desarrollo curricular.
10. La transferencia del Diseño Curricular a la práctica.
11. La vivencia del Currículum por parte de sus actores y su
influencia en la formación del profesorado.
12. Los resultados de los aprendizajes
En cuanto a la evaluación de Diseños Curriculares como documentos
normativos, la experiencia recogida muestra que existen pocos antecedentes de
trabajos rigurosos, por lo que es conveniente plantearla como una cuestión en
discusión. Podemos decir en principio que es deseable y pertinente que los
resultados de las diferentes autoevaluaciones curriculares, tanto del proceso
(currículum en acción o desarrollo), como de sus resultados, debidamente
sistematizadas e interpretadas, se constituyan en un insumo imprescindible para
la revisión y rediseño del proyecto curricular.
Con la intención de ofrecer criterios y orientaciones para
la elaboración y desarrollo de un diseño de evaluación curricular, se señalan
los siguientes aspectos o dimensiones a tener en cuenta:
a) Congruencia de la propuesta curricular
Analizar el equilibrio entre los diferentes elementos que la
integran (objetivos, contenidos, formatos curriculares, etc.), confrontándolos
con los fundamentos y con el perfil profesional que se pretenda, a fin de
detectar omisiones, incongruencias, contradicciones, que puedan afectar a la
calidad de la propuesta.
b) La viabilidad de la propuesta curricular
Requiere del estudio de los requerimientos de la propuesta y
de su relación con los recursos materiales y humanos existentes, como así
también las formas de organización y funcionamiento institucional, a efectos de
ir produciendo los cambios necesarios y la reorganización de los recursos
existentes o la búsqueda de otros nuevos.
c) La integración entre los distintos organizadores
curriculares
En relación con este punto, habrá que atender a las
relaciones entre los distintos organizadores curriculares (trayectos, espacios,
formatos de trabajo), y al aporte de cada uno de ellos a la formación total que
se espera lograr a través del desarrollo del diseño previsto.
d) La evaluación de los resultados del diseño y desarrollo
curricular
Tal como se había expresado anteriormente, además de la
evaluación intrínseca, de la que nos hemos ocupado más específicamente hasta el
momento, la evaluación curricular debe prever la evaluación externa, la que se
refiere principalmente al impacto profesional y social que puede tener el
egresado.
Para evaluar la eficacia externa del currículum, habrá que
tener en cuenta como aspectos principales, los siguientes:
1 Seguimiento y análisis de los egresados y de sus prácticas
profesionales. Se podrá indagar acerca del tipo de funciones profesionales que
desempeñan realmente, acerca de la calidad de sus desempeños, de las
competencias puestas en juego, de las adquiridas durante el período de
formación inicial, de las que carece, etc… Las técnicas a utilizar serán
variadas y tendrán que estar cuidadosamente seleccionadas y contar con
instrumentos adecuados. En todos los casos es importante contar con información
proveniente de distintas fuentes, especialmente de las personas bajo cuya
conducción se encuentren los egresados, como así también de los beneficiarios
alumnos, padres, etc.-
2 Análisis del comportamiento de los egresados frente a las
posibilidades que brinda el campo de trabajo, según la oferta y la demanda. Se puede
indagar acerca de los modos de relacionarse con el campo laboral y los lugares
que finalmente ocupan los egresados, su capacidad de adaptación a nuevas
exigencias, de socialización profesional y de capacitación cuando sea
necesaria.
3Análisis de la labor y comportamiento del egresado a partir
de su intervención en la dimensión social más amplia como ciudadano, como
intelectual transformador, indagando acerca de formas y modos de participación
social democrática. Este punto servirá para confrontar las expectativas de
logro del currículum respecto de la inserción social de los egresados y de su
impacto en procesos sociales que vayan más allá de la escuela.
3) ¿Cómo evaluar? El
problema metodológico, modos, estrategias, instrumentos.
El abordaje de este punto merece una consideración previa
referida a la importancia de la obtención de la información que se va a
requerir, a los modos de obtenerla y utilizarla. En primer lugar hay que
reconocer que en las instituciones educativas no existe una cultura que haga a
la necesidad de la obtención de información de manera rigurosa, constante y
sistematizada. En general la información circula de manera oral, espontánea y
por lo tanto restringida a quienes logren tener acceso a ella, y sin que se
prevean formas de registro y sistematización adecuadas, y menos aun de
utilización y divulgación pertinentes.
Tomar decisiones en cuanto a cómo evaluar requerirá de la
explicitación de consideraciones y criterios teóricos y metodológicos que den
cuenta del posicionamiento que cada institución acuerde frente a concepciones
referidas al currículum, a la evaluación a los sujetos y su protagonismo, a los
modelos y funciones de investigación, entre otras. Esto significa que el
problema metodológico es mucho más amplio y profundo que la suma de una serie
de instrumentos a utilizar.
La clara determinación de los aspectos a evaluar o macro
variables, de los aspectos más específicos o variables y de los posibles
indicadores, constituye una cuestión fundamental, para poder pasar luego a la
construcción estrategias y de instrumentos de recogida de datos.
Frente a cada uno de los aspectos mencionados, cabe realizar
una serie de interrogantes que permitan discriminar otras cuestiones inherentes
a ellos y por lo tanto orienten el proceso de selección de indicadores que
permitan recoger datos que den cuenta de la existencia o no de los aspectos a
indagar, y del grado o calidad con el que se muestran.
Pero cualquiera sea el modelo por el que se opte, el proceso
y las técnicas e instrumentos a utilizar no pueden obviar el rigor propio de
todo trabajo de investigación. En tal sentido la validez y fiabilidad,
constituyen dos condiciones ineludibles.
A modo de referencia mencionaremos técnicas de recogida de
datos que proviniendo del campo de la investigación y más propiamente de la
investigación educativa, pueden ser utilizadas con fines de evaluación
curricular. Será responsabilidad de la institución y de los profesores su
selección y profundización, modos y momentos de utilización.
1) Para el caso de la indagación acerca del currículum real
y por lo tanto observado directamente, en las aulas o fuera de ellas, pueden
resultar de utilidad:
• La
observación directa, estructurada listas de conducta, escalas de clasificación)
o no estructurada (trata de captar el punto de vista de los actores y sus
conductas en sentido holístico, utilizando técnicas etnográficas.
• Diversas
técnicas de registro y notas de campo. En cuanto a la observación indirecta:
• Entrevistas
: centradas (sobre un tema concreto y determinado), estructurada, semi
estructurada o abierta.
• Cuestionarios
(permiten abarcar mayor cantidad de cuestiones, dirigidas a mayor cantidad de
personas, pero con menor profundidad que en la entrevista).
• Diarios o
registros de docentes y de alumnos.
Para la utilización de cualquiera de las técnicas
mencionadas, habrá que tener en cuenta: la oportunidad de su aplicación, la
rigurosidad propia de cada técnica, el análisis del contenido del material
recogido, su contrastación y la interpretación posterior.
Cabe señalar en este punto una cuestión muy importante a
tener en cuenta y que por lo tanto debe ser adecuadamente abordada a nivel
institucional. Nos referimos al hecho del cambio de lugar del profesor, naturalizado
su accionar en la institución desde ese lugar, para pasar a actuar como
investigador. Ello requiere de un doble movimiento: desde él mismo, asumiendo
las características y requisitos propios del comportamiento de un lugar
diferente; y desde los profesores, alumnos y otro personal de la institución
que tienen que poder producir una ruptura en cuanto al modo de percibirlo para
aceptarlo en el desempeño del lugar de un investigador.
Con referencia más específica a los resultados o efectos del
currículum, es necesario tener en cuenta otras cuestiones que pueden requerir
de técnicas diferentes de recogida de datos. Primero habrá que determinar
ámbitos y actores acerca de los que se va a indagar, como así también las
técnicas más adecuadas para cada caso. Los siguientes pueden constituir los
ámbitos de investigación evaluación:
• Resultados o efectos en el ámbito del aula y en el
institucional más amplio
• Resultados y efectos sobre el rendimiento y comportamiento
de los alumnos
• Resultados y efectos sobre el rendimiento y modos de
actuar de los profesores y de otros miembros de la institución
En el caso del rendimiento de los alumnos, habrá tener en
cuenta si se van a seleccionar determinadas materias o espacios curriculares
que incluyen contenidos específicos y diferenciales, y si se van a considerar
distintos modos y momentos para la evaluación de los aprendizajes. Es indudable
que en el caso de la evaluación de los resultados respecto de los alumnos, se
podrán utilizar datos de tipo cuanti y cualitativo, que requerirán de posterior
comparación y contrastación para su interpretación.
En el caso de que el objeto de evaluación lo constituya el
currículum como documento, las técnicas de evaluación a utilizar deberán
guardar pertinencia con las características del objeto, y para ello habrá que
tener presente los criterios ya mencionados de: congruencia de la propuesta
curricular, tanto entre los diferentes elementos que la conforman, como entre
ellos y sus sustentos teóricos; la viabilidad de la propuesta curricular; la
integración entre los distintos organizadores curriculares.
4) ¿Qué hacer con la
información recogida? El tratamiento de los datos, la valoración y juicio
acerca de los resultados.
El planteo ya realizado de la evaluación de proceso y como
investigación acción colaborativa, lleva a sostener que los análisis y
valoración de los datos recogidos si atienden a etapas o cuestiones relevantes
dentro del proceso de desarrollo curricular, pueden servir para su
reorganización o reajustes, que se consideren oportunos. Es decir que los
efectos de a evaluación sobre las prácticas curriculares, pueden darse y es
deseable que así sea, en distintos momentos de la implementación curricular.
Frente al problema del manejo de la información recogida
resulta imprescindible que los evaluadores estén claramente concientizados de
la importancia de:
Registrar ordenadamente los datos de acuerdo con los
requisitos de las técnicas empleadas.
Guardar ordenada y sistemáticamente la información recogida,
de modo que se asegure su continuidad y organización.
Tener previstas formas de triangulación de los datos
recogidos para su contrastación y mutuo enriquecimiento.
Analizar los datos e interpretarlos de acuerdo con el plan
de evaluación en ejecución.
Elaborar informes parciales o de avance acerca de los
procesos evaluativos, para dinamizar su utilización, e ir a su vez
integrándolos a fin de poder llegar a una visión global de la evaluación
realizada.
Asegurar en los casos en que se consideren pertinentes, la
confidencialidad de los datos hasta que éstos sean debidamente interpretados e
informados.
Desde la perspectiva de la evaluación como rendición de
cuentas y como responsabilidad asumida por el Estado a través de los organismos
correspondientes, cada provincia tendrá que prever un proyecto global de
evaluación que oriente y retome las diferentes evaluaciones institucionales, de
modo tal de poder llegar a elaborar una evaluación curricular del subsistema
formador.
5) ¿Cómo utilizar los resultados del proceso evaluativo?
La finalidad de la utilización de los resultados de la
evaluación es sin duda la transformación de las prácticas como consecuencia de
la reflexión acerca de la
evaluación. Esto requiere de un clima favorable, aunque no
excepto de conflictos, acerca de la importancia de la evaluación, de la
rigurosidad conque se haya realizado y con el logro de la legitimación de sus
resultados.
Los efectos de los resultados de la evaluación podrán ser de
distinto tipo y grado, e involucrar a diferentes actores institucionales o a
todos ellos. Esta constituye una etapa delicada, que deberá ser abordada con el
mayor cuidado posible, mediante estrategias adecuadas, y exigirá tanto de los
responsables de la evaluación como del equipo de conducción institucional la
puesta en juego de conocimientos y competencias acordes a las características
de las situaciones que se presenten, atendiendo a momentos de deliberación, de
negociación y de construcción de consensos.
En el caso en que como resultado de las evaluaciones realizadas
se decida una reestructuración de los diseños curriculares, es necesario tener
en cuenta por lo menos tres cuestiones básicas:
a) Delimitación de los elementos curriculares que se
modificarán o se sustituirán sobre la base de las evaluaciones internas o
externas -.
b) Elaboración de un programa consensuado de
reestructuración curricular.
c) Determinación de prioridades para la operacionalización
de dicho programa de reestructuración.
Esta dimensión de la evaluación curricular, requerirá de
planificación específica, de la designación de responsables, de la utilización
de instrumentos y modos de trabajo adecuados y de una cuidadosa circulación de
la información a la que se arribe. En tanto las decisiones a las que se lleguen
afectarán a gran número de personas, hay que tener clara conciencia de as
connotaciones éticas y políticas de los posibles efectos que ellas puedan
tener, por lo que es imprescindible pensar en formas democráticas de
participación de los interesados. Es por ello que sostenemos la necesidad de
utilizar la deliberación y la negociación como enfoques adecuados para esta
dimensión de la evaluación curricular.
En el caso de nuestro país, se puede afirmar que en realidad
como etapa previa a la elaboración de los nuevos diseños curriculares para la
formación docente, por ejemplo, la mayoría de las instituciones y provincias
han realizado procesos de evaluación de los curricular existentes, aunque éstos
no hayan tenido en todos los casos la rigurosidad sistematización suficiente.
De lo que se trata ahora es de instalar la evaluación curricular de manera
permanente y ligada al propio proceso de diseño y desarrollo.
Extraído de
Fundamentos en humanidades
Universidad Nacional de San Luis
Año II - N° 2 (4/2001) / pp. 101 - 122
Evaluación curricular
Autora
Marta Brovelli
Universidad Nacional de Rosario
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