Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente,
en los resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué
tanta responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para
establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases?
Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente, en los
resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué tanta
responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para
establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases?
En distintas partes del planeta hace carrera el tema de la evaluación
del desempeño en función de los resultados que los estudiantes obtengan en
pruebas estandarizadas de
los órdenes nacional o internacional (tipo PISA) y, por supuesto, en las adelantadas por las propias instituciones educativas.
El razonamiento, de forma simple, se puede expresar de la siguiente
maneta: “Se será buen profesor si los resultados de los alumnos son
buenos”. Generalizando, el sistema educativo del país respectivo se suele
asociar a un determinado grado de calidad dependiendo de los promedios
estadísticos de las diferentes pruebas estandarizadas (del tipo TIMSS o PISA, o
en el nivel nacional, Saber).
Aunque el postulado en sí mismo parece consistente, existe el peligro de
extraer conclusiones precipitadas en materia de juicio a los profesores sin
considerar otros factores que no dependen directamente de ellos.
Diferentes analistas cuestionan la forma unilateral en la que pueden
enmarcarse los criterios de evaluación de los docentes. Distintas proposiciones
son debatidas en la actualidad en favor de un argumento sencillo:
la calidad de la educación, particularmente los resultados de las pruebas
realizadas por estudiantes, está determinada por múltiples factores, no todos
en manos de los docentes.
Algunos de ellos son los siguientes:
- La
mejor manera a través de la cual una sociedad muestra que la profesión
docente ocupa un lugar destacado se relaciona con la alta exigencia de
ingreso de estudiantes a las carreras docentes. Adelantar estudios
superiores para convertirse en profesor debe ser un derrotero deseable
y factible de lograr para los mejores estudiantes.
- Una
política de formación de docentes puede dar resultados medibles en
términos de una generación. Consistencia, aliento de largo plazo,
continuidad en las políticas públicas, compromiso de los actores, son
condiciones imprescindibles para el éxito de una política de
mejoramiento de la calidad educativa.
- Los
docentes se enfrentan, con frecuencia, a una disyuntiva: trabajar
concentrándose en los resultados de los estudiantes en las pruebas o
ser mal calificados. Ello puede conducir a prácticas distorsionadas de
parte de los maestros. En lugar de una relación holística entre
profesores y estudiantes, dinámica, de largo plazo, se puede caer en el
síndrome de auto-preservación de parte del docente en busca de los
resultados.1
- Sin
duda, las condiciones de entorno relacionadas con la dotación de
materiales, el ancho de banda de internet, el número de estudiantes por
maestro, la buena dirección rectoral, son aspectos cruciales que se salen
de las manos de lo maestros.
En vísperas de la aprobación del Plan de Desarrollo en Colombia para el
período 2015-2018, vale la pena reflexionar sobre los aspectos mencionados. La
calidad de la educación es un complejo entramado que incluye factores que no
pueden reducirse a la simple evaluación de desempeño a partir de resultados en
pruebas.
Por: Rafael Orduz
Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/evaluacion-de-docentes-vs-resultados-de-los-estudiantes
No hay comentarios:
Publicar un comentario