Nuestra propuesta es que la evaluación se centre en ser una ayuda
para que el estudiante siga aprendiendo mejor.
La escuela debe ser un mundo cultural rico, que le ofrezca a los
niños y niñas múltiples experiencias formativas, y ha de utilizar una
evaluación en contextos naturales, concebida como un apoyo más en la aventura
de aprender.
Se trata, en primer lugar, de darse cuenta y realzar los logros de
los niños. De esta manera los aprendices ganan mayor conciencia de sus éxitos,
de lo que saben, de lo que dominan, base fundamental para sus posteriores
esfuerzos.
En segundo término, se trata también de tomar nota de las
"lagunas", los errores y las insuficiencias. Considerándolos
normales, esperables: es natural que un niño, una niña, cometa errores en su
esfuerzo de aprendizaje. Y considerándolos también superables. Precisamente, la
evaluación sirve para ponerlos en la "agenda" de las cosas a seguir
trabajando, a seguir practicando.
Nos parece importante deslastrarse de la concepción de la
evaluación como un reparto de premios y castigos, una selección de
"buenos, regulares y malos", una jerarquización cristalizada.
La evaluación como ayuda es un reto, porque ayudar es más sutil y
complejo que chequear y calificar.
Extraído
de
LA EVALUACIÓN EN LA ESCUELA:
una ayuda para seguir aprendiendo
una ayuda para seguir aprendiendo
Autora; Aurora
LACUEVA*
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