Pero incluso nos parecen negativos exámenes mejores, construidos a
partir de preguntas de mayor calidad: preguntas que exijan análisis,
interpretación, reflexión propia...
Consideramos que los exámenes son un mecanismo demasiado
artificial de evaluación, son medios especiales que requieren momentos
especiales. ¿Para qué se necesitan en una escuela de la investigación y la
creación continuas? Cada dia, en sus diversas actividades, los niños
manifiestan sus dominios y sus fallas: al encuestar a los usuarios de la
cantina, al construir un terrario, al inventar una canción, al pintar un
cuadro, al participar en un foro, al organizar una jornada de mantenimiento
escolar. ¿Qué sentido tiene presentar luego un examen de ciencias, de educación
estética o de estudios sociales?
Preferimos la evaluación dia a dia en el contexto natural del
aprendizaje, la evaluación que sigue a la niña, al niño, en su complejo
discurrir enfrentándose a variados y dificiles retos, significativos en si
mismos. Retos que van mucho más allá de saber responder a ciertas preguntas
"escolares" que otros les hacen. Contemplamos así un saber-en-acción,
que exige iniciativa, organización, cooperación, planificación, constancia,
conocimientos profundos...
Y como rechazamos los exámenes finales y de lapso, menos podemos
aceptar la multiplicación de este mecanismo de evaluación a través de
frecuentes "quizzes", pruebas cortas y tareas, realizados
supuestamente en aras de la evaluación continua.
Extraído
de
LA EVALUACIÓN EN LA ESCUELA:
una ayuda para seguir aprendiendo
una ayuda para seguir aprendiendo
Autora; Aurora
LACUEVA*
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