En este contexto resulta pertinente evaluar flexibilizando ciertos plazos, modalidades y niveles de exigencias para la motivación a futuro, tanto de docentes como de estudiantes.
El comienzo del ciclo lectivo 2021
tendrá que contemplar una etapa de diagnóstico y repaso mayor que lo habitual.
Xataka
Se
acerca el momento de decidir si es posible o no, evaluar a los alumnos por el
trabajo realizado a la distancia, desde sus hogares. Rápidamente, surge la pregunta sobre si se
puede o no, trasladar las estrategias de evaluación presencial al formato
virtual. Lo mismo sucede con las calificaciones. Esta pregunta tuvo su
respuesta por parte del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta,
quien sostuvo ante los medios de comunicación, “que el actual contexto de
aislamiento social preventivo obligatorio no es el mejor momento para sostener
la evaluación de forma tradicional con calificaciones”. Entonces, ¿cuál es el modo de evaluar en tiempo de pandemia?
El
Covid-19 obligó a modificar hábitos e instaló nuevos desafíos en todas las
áreas y aspectos de la vida, el ámbito educativo no es la excepción, ya que
tuvo que repensar y replantar su esencia presencial arraigada durante más de
200 años. Desde un principio, se plantearon tres objetivos clave: primero,
garantizar –con mucho esfuerzo de directivos, docentes, alumnos y familia–, la continuidad del
ciclo lectivo; luego, sortear –en algunos casos con mayor éxito que en otros–,
las desigualdades socioeconómicas de los 11,5 millones de jóvenes que hoy
intentan seguir adelante con el aprendizaje desde sus hogares; y por último,
descubrir e implementar nuevas formas y modelos educativos que no sean meramente
circunstanciales, sino una oportunidad para seguir profundizando y
desarrollándolos cuando pase la pandemia.
Es en
este contexto, que se plantea el debate sobre la evaluación lejos del aula. No
evaluar es no reconocer ni valorar el trabajo de tantos docentes y alumnos
durante estos casi dos meses de clases a
distancia; evaluar como si todo hubiera sido normal tampoco parece lo más
sensato. Por esa razón, resulta pertinente evaluar
flexibilizando ciertos plazos, modalidades y niveles de exigencias para la
motivación a futuro, tanto de docentes como de estudiantes.
Cuando
hablo de flexibilizar niveles de exigencia, me refiero a priorizar ciertos
contenidos nodales como se ha pensado para la Ciudad de Buenos Aires. Del
mismo modo que flexibilizar tiempos abre la posibilidad de discernir si
conviene o no mantener el esquema bimestre - trimestre o bien considerar dos
grandes momentos: el tiempo virtual y el tiempo presencial (cuando regresemos
al aula).
Es muy
loable la tarea incansable de directivos, docentes y familias para sostener la
continuidad educativa en sus diversos niveles: social, ya que muchas escuelas
se ocupan del tema alimentario; intelectual, a través del trabajo en múltiples
y variados formatos; y socio- afectivo, brindando contención a múltiples
actores institucionales. Todo este novedoso y complejo escenario,
debe darnos márgenes amplios de paciencia y comprensión porque todos estamos
aprendiendo.
Evaluación y seguimiento en tiempo de aislamiento
Los
docentes disponen de una variedad de instrumentos para evaluar lejos del aula.
En aquellos casos que sean factibles, se recomienda recopilar las diversas
tareas y actividades que los alumnos fueron realizando en este tiempo a través
del recurso didáctico del “portfolio”. Se trata de un instrumento que permite
organizar y documentar el proceso de aprendizaje y dominio de los contenidos
esperados. Incluye los trabajos de los estudiantes vinculados a las
expectativas de aprendizaje planteadas y la reflexión sobre sus progresos. Dado
que permite evidenciar procesos y logros de un periodo de tiempo dado, puede ser
un instrumento pertinente para registrar el trabajo de los estudiantes en
formato digital o papel, en el contexto de suspensión de clases presenciales.
De este modo, muchos docentes encontrarán elementos para
evaluar a sus alumnos e incluso calificarlos sea cuantitativa o
cualitativamente.
Por el
contrario, cuando los aprendizajes de los alumnos no estén logrados, teniendo
en cuenta este contexto atípico, se debería establecer la categoría que ya
existe dentro del sistema que se denomina “en proceso”. Metodología que se
mantendrá hasta que se retornen las clases presenciales, o bien mientras se
continúe con el formato virtual tratando de mejorar la situación académica del
estudiante.
El
comienzo del ciclo lectivo 2021 tendrá que contemplar una etapa de diagnóstico
y repaso mayor que lo habitual, ya que
escenarios como éstos siempre dejan algo en el camino que es necesario
recuperar en algún momento.
Muchos
docentes están haciendo un gran esfuerzo para evaluar a la distancia y eso es
muy meritorio, aunque no tenga ingredientes de innovación. Otros, están
aprovechando la crisis como oportunidad para animarse a innovar en la
evaluación diseñando formatos más novedosos. Por ejemplo, podría estudiarse la
misma pandemia y evaluarla en la línea del aprendizaje basado en proyectos, es
decir, con un abordaje multidisciplinario.
No
creo que al regresar a las aulas las cosas cambien drásticamente como si
hubiera una realidad educativa del sistema antes y otra después de la pandemia. Volveremos a lo mismo pero transformados con
una gimnasia y confianza mayor en el uso de la tecnología dentro del proceso
educativo, pero sobre todo volveremos más convencidos que nunca a las aulas,
con ganas de abrazarnos con los colegas y con nuestros queridos alumnos.
Por
Joaquín Viqueira
Director
Pedagógico de la Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires.
Fuente
https://www.ambito.com/opiniones/docentes/es-posible-evaluar-los-alumnos-aislamiento-n5102213
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