martes, 27 de junio de 2017

LA AUTOEVALUACIÓN EN LA ESCUELA PERMITIRÁ MEJORAR LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN: SYLVIA SCHMELKES

Una buena escuela es capaz de mitigar el peso de los factores socioeconómicos y culturales, y de hacer una diferencia. Para lograrlo, debe tener liderazgo académico, trabajo en equipo, cultura de la planeación y la evaluación, atención al clima propicio para el aprendizaje y relación con la comunidad, destacó Sylvia Schmelkes del Valle, consejera de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, en su ponencia La autoevaluación en la escuela, ante docentes y alumnos de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal Oficial de Guanajuato.

En el marco del primer aniversario de la Red Estatal de Cuerpos Académicos y Grupos de Interés de las Escuelas Normales Públicas del Estado de Guanajuato (Red CAEN), Schmelkes del Valle señaló que la autoevaluación escolar cobra sentido en el marco de la autonomía para planear en función de la realidad de cada escuela, puesto que la evaluación sirve para mejorar.
Indicó que los centros escolares requieren autonomía para planear a partir de un diagnóstico de sus problemas y de las necesidades educativas del contexto, planeación que debe ser colegiada, monitoreada y evaluada; en este marco la autoevaluación es una actividad central.
La escuela al centro, dijo la consejera del INEE, tiene como ventajas la adopción de un enfoque que le da centralidad a lo pedagógico, impulsa la planeación estratégica traducida en una ruta de mejora y promueve prácticas docentes, participación responsable y rendición de cuentas.
Precisó que la autoevaluación de los centros escolares es una estrategia integral para valorar el proceso y los resultados educativos de la comunidad escolar, así como la efectividad con que la escuela gestiona los recursos disponibles en su contexto, en torno a una visión compartida centrada en altas expectativas de aprendizaje para los alumnos. La autoevaluación en la escuela permitirá mejorar la calidad y la equidad de la educación que ofrece, concluyó.
Por otra parte, el INEE realizó el taller Autoevaluación, evaluación formativa y evidencias, impartido a docentes de escuelas normales de la entidad, por la jefa de proyecto del equipo de la Junta de Gobierno de este organismo autónomo, Eva Hamilton Vélez.

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sábado, 3 de junio de 2017

¿CÓMO SE EVALÚA A LOS MAESTROS?

El año pasado cambió la evaluación docente. Semana Educación le explica en qué consiste el nuevo sistema y hace un balance.
En 2015, el Ministerio de Educación y Fecode llegaron a un acuerdo: definieron cómo cambiar la evaluación docente. Ya no se trataría, como ocurrió entre 2010 y 2014, de una prueba escrita elaborada por la Universidad Nacional de Colombia. La nueva evaluación, se esperaba, empezaría a medir las prácticas del aula, las competencias y las habilidades, para que los exámenes se convirtieran en herramientas formativas, que sirvieran para mejorar el desarrollo profesional de los docentes, según lo afirmaron voceros del Ministerio de Educación.

Así fue como se estructuró la Evaluación con Carácter Diagnóstico Formativa (ECDF), una prueba voluntaria que tiene como finalidad el ascenso y la reubicación salarial, influida en parte por la experiencia chilena. Según el viceministro de Educación Preescolar, Primaria y Media, Víctor Saavedra, el objetivo era identificar las condiciones de los docentes, los aciertos y las necesidades en las actividades del aula, con una prueba implementada por el Icfes. Así, para los docentes que no pasen el examen, existe la opción de tomar cursos de nivelación en facultades de educación acreditadas, con una financiación del Ministerio de Educación de un 70 %.
¿Qué evalúa?
Desde 2015, alrededor de 36.000 profesores han sido evaluados mediante cuatro mecanismos.
– El primero y más importante es la presentación de un video que registre el contexto real de su desempeño durante una clase, en el que se estudia la planeación de los contenidos, la didáctica para transmitir los conocimientos efectivamente, la relación con los estudiantes, y el ambiente del aula (80 %).
– Luego vienen dos encuestas, una realizada por los estudiantes (5 %) y otra, por los compañeros de trabajo (5 %).
– En la última parte, se considera una autoevaluación en la que el educador valora críticamente su desempeño (10 %).
¿Cuál es el balance?
“La nueva evaluación fue un progreso”, así lo aseguró Germán Darío Hernández Rojas, asesor pedagógico del Centro de Innovación Educativa de la Universidad Nacional y el Ministerio de Educación Nacional. Según Hernández, la Universidad Nacional había construido muy juiciosamente unas preguntas que eran cada vez más pertinentes; sin embargo, evaluaban únicamente las capacidades académicas de los profesores. En cambio, la nueva evaluación se enfoca, con más pertinencia, en un aspecto más importante: la práctica docente. Así lo sostuvo el viceministro Saavedra. Según Hernández, “con el acuerdo entre Fecode y el Ministerio de Educación se llegó directamente a la práctica del aula, lo que significa un paso gigante, porque es posible apreciar los contextos y la relación con los estudiantes”.
Evaluar para formar
No obstante, si se compara con Singapur, en donde también se evalúa la práctica en el aula, hace falta trabajar una parte fundamental del proceso evaluativo: el establecimiento de metas, impuestas autónomamente por cada profesor, en un ejercicio autocrítico por mejorar su desempeño y formación. El reto está entonces en que con el tiempo, se logre deslindar la evaluación de la promoción y el aumento salarial, para convertirla en un elemento formativo. Desde luego, para lograrlo es necesario mejorar la remuneración, como lo hicieron en Finlandia, Corea del Sur, Singapur, Ontario —Canadá—, para que la cuestión económica no sea la primera necesidad de los profesores. En Corea del Sur, por ejemplo, los docentes se encuentran entre profesionales mejor remunerados, junto a los médicos, ingenieros y abogados, según lo asegura la Fundación Compartir.
Registrar todas las partes de la docencia
Por otra parte, aunque la nueva evaluación se acercó al ejercicio del aula, solo se concentró en una faceta: las dinámicas internas. Hace falta entender y medir la práctica docente de una manera más amplia, para enriquecer la evaluación. Según Hernández, la prueba no evalúa al docente que planea actividades futuras, con horizontes que van más allá de la clase, que reflexiona sobre el desempeño y la comprensión de sus estudiantes y construye estrategias para mejorar la efectividad del aprendizaje, que sistematiza la información obtenida en la corrección de cuadernos y en las prácticas del aula, y que piensa en cómo evaluar a sus estudiantes holísticamente. Así que cuando Fecode le ganó el pulso al Ministerio de Educación y excluyó al Portafolio de la evaluación, en el que se incluían reflexiones pedagógicas sobre la planeación y la evaluación, se limitaron variables para medir las diferentes facetas del ejercicio docente.
¿Cómo conseguir examinar con retroalimentación?
Por último, es necesario seguir trabajando en el sistema de retroalimentación. Para Sandra Peña, profesora de Ciencias de la Educación de la Universidad Icesi, hay que entender la evaluación como una herramienta para actualizar, mejorar y reestructurar las prácticas pedagógicas. Y si bien el Icfes construyó un banco de preguntas que de acuerdo con los resultados envía recomendaciones, se corre el riesgo de homogeneizar con los mismos estándares para todos los docentes y de limitar el diálogo. El reto es descentralizar la evaluación, llevarla al colegio, para que se discuta y se piense con los pares sobre la pertinencia de las estrategias pedagógicas. Las encuestas de los pares y estudiantes no necesariamente permiten el intercambio de experiencias, y suele pasar que entre pares y directivos “se den suave”, en las pruebas, por el ambiente laboral y para mejorar las posibilidades de ascenso, según afirmó un profesor de un colegio oficial.



Por: Revista Semana Educación 
Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/como-funciona-la-evaluacion-docente/526926


jueves, 1 de junio de 2017

EVALUACIÓN DE DOCENTES VS. RESULTADOS DE LOS ESTUDIANTES

 Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente, en los resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué tanta responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases? 

Si la calidad del trabajo docente se traduce, finalmente, en los resultados de los estudiantes en los distintos tipos de pruebas, ¿qué tanta responsabilidad recae sobre los maestros? ¿Qué criterios aplicar para establecer qué tan “bueno” es un docente en sus clases? 
En distintas partes del planeta hace carrera el tema de la evaluación del desempeño en función de los resultados que los estudiantes obtengan en pruebas estandarizadas de los órdenes nacional o internacional (tipo PISA) y, por supuesto, en las adelantadas por las propias instituciones educativas.
El razonamiento, de forma simple, se puede expresar de la siguiente maneta: “Se  será buen profesor si los resultados de los alumnos son buenos”. Generalizando, el sistema educativo del país respectivo se suele asociar a un determinado grado de calidad dependiendo de los promedios estadísticos de las diferentes pruebas estandarizadas (del tipo TIMSS o PISA, o en el nivel nacional, Saber).
Aunque el postulado en sí mismo parece consistente, existe el peligro de extraer conclusiones precipitadas en materia de juicio a los profesores sin considerar otros factores que no dependen directamente de ellos.
Diferentes analistas cuestionan la forma unilateral en la que pueden enmarcarse los criterios de evaluación de los docentes. Distintas proposiciones son  debatidas en la actualidad en favor  de un argumento sencillo: la calidad de la educación, particularmente los resultados de las pruebas realizadas por estudiantes, está determinada por múltiples factores, no todos en manos de los docentes.
Algunos de ellos son los siguientes:
  1. La mejor manera a través de la cual una sociedad muestra que la profesión docente ocupa un lugar destacado se relaciona con la alta exigencia de ingreso de estudiantes a las carreras docentes. Adelantar estudios superiores para convertirse en profesor debe ser un derrotero deseable y  factible de lograr para los mejores estudiantes.
  2. Una política de formación de docentes puede dar resultados medibles en términos de una generación. Consistencia, aliento de largo plazo, continuidad en las políticas públicas, compromiso de los actores, son condiciones imprescindibles para el éxito  de una política de mejoramiento de la calidad educativa.
  3. Los docentes se enfrentan, con frecuencia, a una disyuntiva: trabajar concentrándose en  los resultados de los estudiantes en las pruebas o ser mal calificados. Ello puede conducir a prácticas distorsionadas de parte de los maestros.  En lugar de una relación holística entre profesores y estudiantes, dinámica, de largo plazo, se puede caer en el síndrome de auto-preservación de parte del docente en busca de los resultados.1
  4. Sin duda, las condiciones de entorno relacionadas con la dotación de materiales, el ancho de banda de internet, el número de estudiantes por maestro, la buena dirección rectoral, son aspectos cruciales que se salen de las manos de lo maestros.
En vísperas de la aprobación del Plan de Desarrollo en Colombia para el período 2015-2018, vale la pena reflexionar sobre los aspectos mencionados. La calidad de la educación es un complejo entramado que incluye factores que no pueden reducirse a la simple evaluación de desempeño a partir de resultados en pruebas.





Por: Rafael Orduz

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/evaluacion-de-docentes-vs-resultados-de-los-estudiantes
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