LA EVALUACIÓN
La evaluación del
aprendizaje implica, sea de nuestro agrado o no, la medición del
desempeño que ha tenido alguien frente a una tarea. Cuando pensamos sobre
ello, seguramente se nos viene a la mente palabras como: exámenes, pruebas,
tests, presentaciones, proyectos, entre otras. Sin duda alguna, estos son
ejemplos de herramientas que se han utilizado a lo largo del tiempo para
realizar dicha medición.
Probablemente, muchos
de nosotros como estudiantes no hemos tenido la mejor experiencia frente a tal
tipo de herramientas. Por otro lado, los docentes podrán identificarse con la
sensación de que los estudiantes buscan aprobar sin interesarse suficientemente
en lo que están aprendiendo. Seguimos analizando las características adecuadas
de una evaluación de aprendizaje.
¿QUÉ ASPECTOS DEBEMOS CONSIDERAR EN EL MOMENTO DE
REALIZAR UNA EVALUACIÓN?
Es importante iniciar
entendiendo que las herramientas de evaluación son instrumentos que tienen sus
límites y cuyo uso debe considerar ciertos parámetros (Ruiz, 2020, p. 281, 282):
·
Validez: Determina si realmente la prueba mide lo que pretende medir. Es decir,
los resultados proporcionan la información que necesito y que estén alineados y
sean congruentes con lo que estoy buscando. Siguiendo esta línea, la validez
hace alusión a las inferencias que los docentes hacemos ante un resultado.
·
Fiabilidad: Indica si la calificación que se le proporciona al estudiante es
replicable y consistente. Es decir, sin importar quién corrija la prueba, la
calificación tendrá una perspectiva más objetiva.
·
Exactitud: Se refiere al nivel de cercanía de la medida que se obtiene por medio
de la prueba al valor real. En otras palabras, qué tan pertinente es la
evaluación que estoy realizando con respecto a lo que me interesa medir.
·
Precisión: Relacionada a las calificaciones y a los baremos que se utilizan para
comparar y contrastar con respecto a otros resultados. De esta manera, se le da
un significado a dicha calificación.
A pesar de que se
espera que la evaluación contemple estos parámetros, es normal que en muchas
ocasiones sintamos que una evaluación no va a poder medir todo lo que implica
el proceso complejo de aprendizaje.
ENTONCES, ¿QUÉ ES LO QUE ESPERAMOS LOGRAR CON LA
EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE?
En primer lugar, es
importante aprender a diversificar la evaluación. Es decir, una cosa es evaluar
las competencias de aprendizaje necesarias para resolver las tareas y, otra muy
distinta, los conocimientos aislados. En general, este proceso tiene que estar
enmarcado en los objetivos de aprendizaje que nos hemos planteado en
desarrollar. Algunas de las modalidades de evaluación que hay son (Guillén,
2017):
·
Evaluación inicial: Este tipo de evaluación nos ayuda a identificar aquellos conocimientos
previos del estudiante, conviertiéndose en el punto de partida para poder
ofrecer una planificación adecuada.
·
Evaluación formativa: Entendiendo la individualidad de cada persona, es importante
identificar los progresos individuales. Un ejemplo de ello es la rúbrica. Esta
herramienta permite observar claramente los elementos que consigue y aquellos
que debe mejorar para responder de mejor manera a los objetivos de la tarea.
·
Autoevaluación: Esta permite el desarrollo de habilidades metacognitivas del estudiante para que logre identificar aquellos aspectos que debe
mejorar. Un ejemplo de tal herramienta es el uso de un portafolio de tareas o
un dossier, donde se incorporan de forma sistemática todas las tareas que ha
desarrollado en determinado periodo. Asimismo, debe tener un espacio de
reflexión sobre su desenvolvimiento y este debe ser compartido por un feedback por parte del maestro.
·
Coevaluación: En este caso, se refiere a una evaluación en la que pueden participar
otros compañeros. La idea de compartir e intercambiar criterios no solo es
valioso en el plano social sino que también permite una análisis cercano.
¿POR QUÉ LA EVALUACIÓN FORMATIVA COBRA RELEVANCIA
EN LA ACTUALIDAD?
La evaluación formativa pone especial énfasis en el
acompañamiento del docente frente a la evaluación. Es fundamental entender que
la evaluación no debería limitarse a un periodo puntual en el proceso de
aprendizaje. Es decir, su aplicación debe ser sistemática y
con el objetivo de conocer los progresos y avances que realiza el estudiante
para poder guiar frente aquellas dificultades que pueda tener el estudiante
(Pasek de Pinto y Mejía, 2017). La implementación de diversas
herramientas de aprendizaje a lo largo del tiempo va a ayudar a quitar el peso
que muchas veces tienen los exámenes al final de una unidad, por ejemplo.
En consecuencia, se
han encontrado 5 elementos claves en la evaluación formativa
para que pueda producirse de manera efectiva (Heitink et al., 2016; Guillén,
2017, p. 242):
1. Dejar en claro y compartir los objetivos de
aprendizaje con los criterios de valoración.
2. Obtener información clara sobre el
desempeño del estudiante a través de distintas herramientas de
evaluación. Por ejemplo, debates, rúbricas, exposiciones, proyectos,
tareas, cuestionarios, entre otros.
3. Brindar un feedback formativo
y que apoye el aprendizaje de los estudiantes.
4. Promover una enseñanza
cooperativa con los compañeros y en la que se pueda dar paso a
procesos de coevaluación.
5. Fomentar el aprendizaje
autorregulado del estudiante. Es decir, su autonomía e independencia al momento de
trabajar.
CONCLUSIÓN
Con el paso del
tiempo la evaluación ha dejado de ser un elemento estrictamente rígido y ha
pasado a ser flexible para considerar la diversidad del alumnado. Existen
varias maneras de evaluar el aprendizaje, no obstante, lo más importante de
este proceso es que el alumno cuente con la retroalimentación del profesor para
poder ayudarle de manera efectiva, sin descuidar los aspectos afectivos y
motivacionales. Para los padres de familia y educadores, es importante recordar
que no podemos limitarnos a un resultado para juzgar el nivel
de interés o aprendizaje de los jóvenes. Es crucial resaltar el proceso como
tal, rescatando la importancia aprender de nuestros errores y buscar alternativas
y estrategias para hacerlo mejor en una próxima ocasión.
Fuente
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