EI propio niño llega a verse a si mismo bajo esta simplificadora y
ocultadora etiqueta. Como señalan Alfieri y otros , su imagen de si
mismo no se basa en el trabajo concreto realizado y en el grado de comprensión
alcanzado, sino que depende totalmente de este juicio ajeno, abstracto y
alienante.
La calificación actúa además como un perjudicial refuerzo
extrínseco del aprendizaje escolar. Dice Lodi: "Liberar
a los niños de la recompensa de la nota (...) significa aproximar el trabajo
escolar a los intereses de los niños".
Creemos preferibles los juicios cualitativos, razonados, del
educador, que orientan sobre lo alcanzado y lo que falta por lograr, y evitan
la artificial ordenación de los alumnos a partir de las notas. Estos juicios
pueden ser a veces orales y en otras ocasiones escritos.
Evaluar para el éxito sin
facilismos
Si la escuela es un mundo rico, con abundantes experiencias de
índole variada, todos los niños y niñas pueden destacarse en algo, pues hay
oportunidad de actuar en campos muy diferentes: realizando experimentos
científicos, diseñando y construyendo objetos, cantando en un orfeón,
desarrollando acción social organizada, representando teatro, practicando un
deporte, elaborando artesanías, resolviendo problemas matemáticos, escribiendo
cuentos, participando en el gobierno de la clase...
Además, en cada área, por más dificultades que presente, cada niña
o niño tiene también logros, realizaciones, avances. Y ésos son los que
interesa resaltar.
Es importante que las niñas y niños vivan la experiencia del éxito
en la escuela. Y sean reconocidos por sus éxitos o, en todo caso, por sus
progresos.
La escuela que se afinca en los fracasos del estudiante no le
ayuda a aprender.
No es que haya que esconder los errores y fallas infantiles. Sino
que deben tomarse en su justa medida, pero partiendo primero del reconocimiento
de los logros. EI éxito es el fundamento para continuar avanzando y para
superar los fracasos. En un contexto de éxito, los fracasos puntuales son
acicate para seguir empeñándose en el aprendizaje.
Por el contrario, la experiencia temprana y repetida del fracaso
hace perder al niño seguridad en sí mismo, en sus posibilidades como aprendiz.
Disminuye su interés por el aprendizaje (se rechaza lo que creemos no poder
hacer). Y marca a las horas pasadas en el aula como un tiempo aburrido, y hasta
triste y amargo. EI fracaso temprano, amplio y reiterado paraliza (Freinet,
1979; ICEM, 1980).
Nuestro planteamiento no se vincula a una escuela facilista, de
tareas breves y muy sencillas, realizables sin mayor esfuerzo. Por el
contrario, queremos una escuela de muchos retos, de actividades complejas y
diversas, de largo aliento. Sólo que, en el desarrollo de esta escuela,
proponemos realzar los pasos bien orientados que den los niños, pues son estos
pasos los que poco a poco (o, a veces, salto a salto) les permitirán abrirse su
camino.
Extraído
de
LA EVALUACIÓN EN LA ESCUELA:
una ayuda para seguir aprendiendo
una ayuda para seguir aprendiendo
Autora; Aurora
LACUEVA*
No hay comentarios:
Publicar un comentario