viernes, 12 de noviembre de 2010

Formación en evaluación educativa

La autora del presente artículo, perteneciente al Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Valencia, cree necesario formar al profesorado en la cultura de la evaluación, entre otros factores, porque el fenómeno de la globalización en educación y la sociedad del conocimiento, requieren una determinada formación, “dado que educar en un mundo plural y en una sociedad democrática y para la ciudadanía reclama nuevas y diversas demandas formativas”.
Formación en evaluación educativa. Sí, por favor

María Amparo Calatayud Salom
Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación
La preocupación por la calidad en educación y por la evaluación son cuestiones de máxima actualidad que comparten la mayoría de los países desarrollados, sin embargo, la formación pedagógica del docente en materia de evaluación educativa deja mucho que desear.

Precisamente formar al profesorado e inculcar poco a poco en el sistema educativo la cultura de la evaluación sigue siendo una de las asignaturas pendientes en nuestro país, a pesar de ser un tema controvertido y de gran interés en estos momentos.

Estudios realizados al respecto avalan el reclamo que existe por parte del profesorado de la necesidad de recibir una mayor formación y preparación para desarrollar mejor la práctica de la evaluación de sus alumnos. Como demuestra una investigación muy reciente realizada por el Profesor Castillo Arredondo (2004), sobre la práctica evaluadora, los docentes manifiestan abiertamente que “carecen de formación pedagógica para evaluar”.

Del mismo modo que el profesorado afirma que carece de formación sobre evaluación educativa, también manifiesta en otras investigaciones, que como consecuencia del fenómeno de la globalización en educación, la sociedad del conocimiento, etc. necesita una determinada formación dado que educar en un mundo plural y en una sociedad democrática y para la ciudadanía reclama nuevas y diversas demandas formativas. Por ejemplo, formación en interculturalidad, en nuevas tecnologías, en estrategias para aprender a aprender, en el tratamiento de la diversidad, nuevas formas de organizar el currículo, nuevos sistemas de funcionamiento y estructura de los centros educativos, etc.

Respuesta
Demandas formativas a las que se les ha de dar respuesta desde las distintas entidades y administraciones educativas competentes. Pero quizás, antes de todo ello, sería necesario incidir en formar al docente en materia de evaluación educativa. ¿Por qué afirmo esto? La respuesta es bien sencilla, porque la evaluación guía la enseñanza y porque además ésta se convierte en el requisito previo a cualquier actividad educativa dado que el buen uso de la misma nos ayuda a conocer cómo enseñar mejor a nuestros alumnos en el aula.

Por tanto, es fundamental formar al docente en evaluación para que deje de considerarla como un hecho puntual en el proceso de enseñanza, con la finalidad última de certificar, a través de una calificación, el nivel de aprendizaje alcanzado por los alumnos, equiparándola a conceptos como medición, clasificación, calificación, etc. Funciones que ya no representan las acciones primordiales a las que ha de servir la evaluación.

En la actualidad, el énfasis se encuentra en el aprendizaje de los alumnos y en la evaluación como una valiosa herramienta capaz de dar respuesta a las necesidades de las distintas personas implicadas en el proceso educativo y de ofrecer una información detallada sobre el desarrollo del mismo. En este sentido, la evaluación se sitúa al servicio del aprendizaje, dado que éste es el mejor modo de ayudar a los alumnos a aprender y a ser capaces de valorar el propio progreso académico y el desarrollo de sus capacidades personales. Para ello, la evaluación ha de dejar de representar una acción al margen del proceso educativo para convertirse en una situación habitual en la actividad escolar, en un elemento verdaderamente integrado en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Instrumento de aprendizaje
Para comprender la evaluación como instrumento de aprendizaje que está al servicio tanto de quien aprende como también del profesor para ayudarle a que el alumno aprenda mejor, se necesita formación pedagógica que no sólo incida en los planteamientos teóricos de la evaluación, en la normativa, etc, sino en lo que es más importante, en facilitar al profesorado una serie de estrategias e instrumentos que ayuden verdaderamente a llevar a la práctica diaria del aula los supuestos evaluativos.
Indudablemente esta formación ha de ir acompañada de premisas que posibiliten al profesorado reconocer la necesidad de formarse en evaluación. Estamos convencidos que para reformar la evaluación educativa, en primer lugar, hay que creérsela y, como es lógico, ello no se puede conseguir si el profesorado no posee una mínima cultura formativa. Pensamos que no solamente hay que creérsela sino también sentir la necesidad de aplicarla como instrumento de diagnóstico, comprensión, formación e investigación.

Ante las nuevas realidades necesitamos formación en evaluación para enseñar mejor a nuestros alumnos y poder dar respuesta a todos lo desafíos que en la actualidad nuestra sociedad nos plantea. Ante los nuevos desafíos, formación. Sí, por favor.


Fuente
http://comunidad-escolar.pntic.mec.es/

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