miércoles, 9 de agosto de 2023

La evaluación educativa

Como maestros o profesores, tan importante es que los alumnos disfruten de las clases y estén motivados como que el aprendizaje sea efectivo. Una herramienta para determinar si los estudiantes están logrando cumplir los objetivos marcados es la evaluación educativa. En UNIR analizamos en qué consiste la evaluación educativa, su importancia y los sistemas habituales que se utilizan para evaluar.

 


¿A qué se refiere la evaluación educativa?

La evaluación educativa es un proceso continuo y personalizado dentro del sistema de enseñanza-aprendizaje cuyo objetivo es conocer la evolución de cada estudiante para, si es necesario, adoptar medidas de refuerzo o de compensación para garantizar que se alcanzan los objetivos educativos definidos para su nivel. Es, por tanto, una herramienta de gran utilidad para tomar decisiones pedagógicas para mejorar el desempeño de un estudiante.

 

Según los expertos en educación, la evaluación es útil tanto para los docentes como para los alumnos:

  • Para los maestros porque tienen la oportunidad de comunicar a los estudiantes cuáles son los objetivos y expectativas de aprendizaje y les permite comprobar la eficacia de los métodos de enseñanza utilizados.
  • En el caso de los alumnos, la evaluación puede servir como motivación positiva para lograr un reconocimiento a su esfuerzo a través de las calificaciones y les obliga a revisar materias de estudio anteriores consolidando el aprendizaje y aclarando ideas.

 

La importancia de realizar una evaluación en educación

La importancia de la evaluación va más allá del seguimiento escolar de los propios estudiantes. Se trata de un instrumento de seguimiento y valoración de los resultados obtenidos por los escolares para, al mismo tiempo, poder determinar si los procedimientos y metodologías educativas elegidas están siendo los adecuados. Además, aunque al pensar en evaluación educativa normalmente pensamos en exámenes, la normativa vigente extiende el proceso de evaluación a los distintos ámbitos y agentes de la actividad educativa, es decir: también incluye a los docentes, a los centros, a la idoneidad de los currículos e, incluso, la actividad de las administraciones educativas.

 

La evaluación es un recurso para asegurar unos niveles de formación común y garantizar que se reúnen una serie de capacidades, competencias y conocimientos concretos para avanzar dentro de los niveles del sistema educativo, logrando los títulos homologados correspondientes.

 

Sistemas de evaluación habituales

Decimos que la evolución es un proceso porque no se limita a un acto puntual, como puede ser un examen, sino que los docentes se encargan de recoger información sobre la evolución de un alumno en distintos momentos y a través de diversas tareas. Es la manera de obtener una visión más clara y completa del proceso de aprendizaje de cada estudiante y así tomar las decisiones más acertadas para impulsar su desempeño.

 

El currículo de cada materia o asignatura debe contener no sólo los objetivos, los contenidos o la metodología didáctica que se aplicará en el aula, también los criterios de evaluación del grado de adquisición de competencias y logro de objetivos, adaptados a cada etapa educativa.

Los maestros serán los encargados de realizar esa observación continuada que requiere el proceso de evaluación y, según los objetivos que se pretendan evaluar, recurrirán al tipo de prueba que mejor se ajuste.

 

A la hora de realizar la evaluación distinguimos varios sistemas o técnicas que se utilizan de forma complementaria:

  • Observación
  • Pruebas
  • Revisión de tareas
  • Entrevistas

 

Observación

Dentro de la observación en los cursos de Primaria, los maestros cuentan, por ejemplo, con instrumentos como las listas de control (que permiten registrar ausencias o conductas en clase) o realizar escalas de estimación para detectar la frecuencia con la que se realizan determinadas tareas o conductas. Es importante que el docente observe la evolución de cada niño, su actitud en el aula, la relación con los demás, sus progresos en las diferentes materias, sus dificultades… Esto permitirá detectar posibles problemas de aprendizaje y adoptar las medidas necesarias.

 

Pruebas

Entre los tipos de pruebas que pueden utilizarse para la evaluación del aprendizaje están, por ejemplo:

  • Las pruebas de ensayo o de respuesta libre y abierta. El maestro plantea al alumno una cuestión y este la desarrollará con total libertad.
  • Las pruebas de respuesta limitada. Pueden ser textos en los que hay que rellenar huecos, preguntas con respuesta múltiple o de elección (verdadero/falso).
  • Las pruebas prácticasmapas conceptuales, de ordenar una serie de elementos en serie…

 

Revisión de tareas

La revisión de tareas permite ver cómo es el trabajo diario de cada estudiante, su implicación, el tiempo que requiere para realizar las diferentes tareas y proyectos, si es constante… Es una evaluación continua y, por lo tanto—a diferencia de los exámenes—no dependerá de si el alumno tiene un mal día o de si no ha sido capaz de abordar esa prueba.

 

Realización de entrevistas

Por último, las entrevistas con las familias de cada alumno proporcionan información sobre su entorno más próximo, si tiene algún problema grave familiar, su adaptación a la escuela.. Deben realizarse de forma regular, especialmente si hay problemas de aprendizaje o conducta.

Para realizar la evaluación, los docentes combinan estas técnicas y recogen información sobre el comportamiento y desempeño de los alumnos que más tarde analizan y comparan con los objetivos marcados para determinar la calificación correspondiente.

 

 

 

Fuente

https://www.unir.net/educacion/revista/evaluacion-educativa/

 

sábado, 22 de julio de 2023

LA EVALUACIÓN EDUCATIVA: CONCEPTOS, FUNCIONES Y TIPOS.

 LA EVALUACIÓN EDUCATIVA: CONCEPTOS, FUNCIONES Y TIPOS.

La evaluación es hoy quizá uno de los temas con mayor protagonismo del ámbito educativo, y no porque se trate de un tema nuevo en absoluto, sino porque administradores, educadores, padres, alumnos y toda la sociedad en su conjunto, son más conscientes que nunca de la importancia y las repercusiones del hecho de evaluar o de ser evaluado. Existe quizá una mayor consciencia de la necesidad de alcanzar determinadas cotas de calidad educativa, de aprovechar adecuadamente los recursos, el tiempo y los esfuerzos y, pro otra parte, el nivel de competencia entre los individuos y las instituciones también es mayor.



Quizá uno de los factores más importantes que explican que la evaluación ocupe actualmente en educación un lugar tan destacado, es la comprensión por parte de los profesionales de la educación de que lo que en realidad prescribe y decide de facto el "que, cómo, por qué y cuándo enseñar" es la evaluación. es decir, las decisiones que se hayan tomado sobre "qué, cómo, por qué y cuándo evaluar".

En general, uno de los objetivos prioritarios de los alumnos es satisfacer las exigencias de los "exámenes". En palabras de A. de la Orden (1989): "la evaluación, al prescribir realmente los objetivos de la educación, determina, en gran medida... lo que los alumnos aprenden y cómo lo aprenden, lo que los profesores enseñan y cómo lo enseñan, los contenidos y los métodos; en otras palabras, el producto y el proceso de la educación... querámoslo o no, de forma consciente o inconsciente, la actividad educativa de alumnos y profesores está en algún grado canalizada por la evaluación". Todos estos factores han llevado a una "cultura de la evaluación" que no se limita a la escuela sino que se extiende al resto de las actividades sociales. Concretamente, en nuestro país, la ampliación del ámbito de la evaluación desde los resultados y procesos del aprendizaje de los alumnos hasta el propio currículo (en sus distintos niveles de concreción), la práctica docente, los centros, el sistema educativo en su conjunto, etc, ha dibujado en los últimos años un nuevo escenario para las prácticas evaluativas, que se han desarrollado a todos los niveles de manera muy importante.

1.- CONCEPTOS BÁSICOS Y FUNCIONES DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA

1.1.- Clarificación de conceptos Es importante, antes de abordar cualquier contenido de evaluación, distinguir algunos conceptos fundamentales, tales como evaluación calificación y medida. El concepto de evaluación es el más amplio de los tres, aunque no se identifica con ellos. Se puede decir que es una actividad inherente a toda actividad humana intencional, por lo que debe ser sistemática, y que su objetivo es determinar el valor de algo (Popham, 1990). El término calificación está referido exclusivamente a la valoración de la conducta de los alumnos (calificación escolar). Calificar, por tanto, es una actividad más restringida que evaluar. La calificación será la expresión cualitativa (apto/no apto) o cuantitativa (10, 9, 8, etc) del juicio de valor que emitimos sobre la actividad y logros del alumno. En este juicio de valor se suele querer expresar el grado de suficiencia o insuficiencia, conocimientos, destrezas y habilidades del alumno, como resultado de algún tipo de prueba, actividad, examen o proceso. Se evalúa siempre para tomar decisiones. No basta con recoger información sobre los resultados del proceso educativo y emitir únicamente un tipo de calificación, si no se toma alguna decisión, no existe una auténtica evaluación. Así pues, la evaluación es una actividad o proceso sistemático de identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos, con el objetivo de valorarlos primero y, sobre dicha valoración, tomar decisiones (García Ramos, 1989). La evaluación, por tanto, se caracteriza como: Un proceso que implica recogida de información con una posterior interpretación en función del contraste con determinadas instancias de referencia o patrones de deseabilidad, para hacer posible la emisión de un juicio de valor que permita orientar la acción o la toma de decisiones. Finalmente, deben diferenciarse los conceptos de investigación y evaluación. Ambos procesos tienen muchos elementos comunes, aunque se diferencian en sus fines: - La evaluación es un proceso que busca información para la valoración y la toma de decisiones inmediata. Se centra en un fenómeno particular. No pretende generalizar a otras situaciones. - La investigación es un procedimiento que busca conocimiento generalizable, conclusiones (principios, leyes y teorías), no tiene necesariamente una aplicación inmediata (De la Orden, 1989).

1.2.- Ámbitos de la evaluación Tradicionalmente, la evaluación se ha venido aplicando casi con exclusividad al rendimiento de los alumnos, a los contenidos referidos a conceptos, hechos , principios, etc., adquiridos por ellos en los procesos de enseñanza. A partir de los años sesenta, la evaluación se ha extendido a otros ámbitos educativos: actitudes, destrezas, programas educativos, materiales curriculares didácticos, la práctica docente, los centros escolares, el sistema educativo en su conjunto y la propia evaluación. Esta extensión de la evaluación a otros ámbitos tuvo lugar en los Estados Unidos a finales de los años 50 debido a circunstancias tales como: la crítica a la eficacia de las escuelas públicas, la gran inversión dedicada a la educación que exigía una rendición de cuentas (Accountability), etc. Por tanto, el campo de aplicación de la evaluación se extiende a alumnos, profesores, directivos, instituciones, la administración, etc. Y va a ser, precisamente, a raíz de la extensión del ámbito evaluador cuando van a surgir una serie de modelos de evaluación de gran relevancia.

1.3.- Evaluación/promoción La decisión de promoción es la que, con más frecuencia, debe enfrentar el profesor, desde las promociones formales (curso a curso) hasta las promociones diarias (de una tarea a otra, cuando se considera que se ha alcanzado un nivel de conocimientos suficiente). Por tanto, la evaluación puede resultar un elemento estimulante para la educación en la medida en que pueda desembocar en decisiones de promoción positivas, y para ello es preciso que el sistema educativo sea público y coherente, ofreciendo la información precisa para ofrecen la dificultades que puedan surgir. Para ello, es necesario una definición clara de los objetivos previos y una recuperación inmediata en caso de fracaso. En caso de que el fracaso sea reiterado, se hace imprescindible la utilización de procesos diagnósticos y terapéuticos. Por tanto, lo deseable es la promoción tanto desde el punto de vista del aprendizaje como desde el punto de vista del desarrollo armónico de la persona.

2.- TIPOS DE EVALUACIÓN Esta clasificación atiende a diferentes criterios. Por tanto, se emplean uno u otro en función del propósito de la evaluación, a los impulsores o ejecutores de la misma, a cada situación concreta, a los recursos con los que contemos, a los destinatarios del informe evaluador y a otros factores.

2.1.- Según su finalidad y función

a) Función formativa: la evaluación se utiliza preferentemente como estrategia de mejora y para ajustar sobre la marcha, los procesos educativos de cara a conseguir las metas u objetivos previstos. Es la más apropiada para la evaluación de procesos, aunque también es formativa la evaluación de productos educativos, siempre que sus resultados se empleen para la mejor de los mismos. Suele identificarse con la evaluación continua.

b) Función sumativa: suele aplicarse más en la evaluación de productos, es decir, de procesos terminados, con realizaciones precisas y valorables. Con la evaluación no se pretende modificar, ajustar o mejorar el objeto de la evaluación, sino simplemente determinar su valía, en función del empleo que se desea hacer del mismo posteriormente.

2.2.- Según su extensión

a) Evaluación global: se pretende abarcar todos los componentes o dimensiones del alumnos, del centro educativo, del programa, etc. Se considera el objeto de la evaluación de un modo holístico, como una totalidad interactuante, en la que cualquier modificación en uno de sus componentes o dimensiones tiene consecuencias en el resto. Con este tipo de evaluación, la comprensión de la realidad evaluada aumenta, pero no siempre es necesaria o posible. El modelo más conocido es el CIPP de Stufflebeam.

b) Evaluación parcial: pretende el estudio o valoración de determinados componentes o dimensiones de un centro, de un programa educativo, de rendimiento de un alumnos, etc.

2.3.- Según los agentes evaluadores

a) Evaluación interna: es aquella que es llevada a cabo y promovida por los propios integrantes de un centro, un programa educativo, etc. A su vez, la evaluación interna ofrece diversas alternativas de realización: autoevaluación, heteroevaluación y coevaluación. * Autoevaluación: los evaluadores evalúan su propio trabajo (un alumno su rendimiento, un centro o programa su propio funcionamiento, etc). Los roles de evaluador y evaluado coinciden en las mismas personas. * Heteroevaluación: evalúan una actividad, objeto o producto, evaluadores distintos a las personas evaluadas (el Consejo Escolar al Claustro de profesores, un profesor a sus alumnos, etc.) * Coevaluación: es aquella en la que unos sujetos o grupos se evalúan mútuamente (alumnos y profesores mutuamente, unos y otros equipos docentes, el equipo directivo al Consejo Escolar y viceversa). Evaluadores y evaluados intercambian su papel alternativamente.

b) Evaluación externa: se da cuando agentes no integrantes de un centro escolar o de un programa evalúan su funcionamiento. Suele ser el caso de la "evaluación de expertos". Estos evaluadores pueden ser inspectores de evaluación, miembros de la Administración, investigadores, equipos de apoyo a la escuela, etc. Estos dos tipos de evaluación son muy necesarios y se complementan mutuamente. En el caso de la evaluación de centro, sobre todo, se están extendiendo la figura del "asesor externo", que permite que el propio centro o programa se evalúe a sí mismo, pero le ofrece su asesoría técnica y cierta objetividad por su no implicación en la vida del centro.

2.4.- Según el momento de aplicación

a) Evaluación inicial: se realiza al comienzo del curso académico, de la implantación de un programa educativo, del funcionamiento de una institución escolar, etc. Consiste en la recogida de datos en la situación de partida. Es imprescindible para iniciar cualquier cambio educativo, para decidir los objetivos que se pueden y deben conseguir y también para valorar si al final de un proceso, los resultados son satisfactorios o insatisfactorios.

b) Evaluación procesual: consiste en la valoración a través de la recogida continua y sistemática de datos, del funcionamiento de un centro, de un programa educativo, del proceso de aprendizaje de un alumno, de la eficacia de un profesor, etc. a lo largo del periodo de tiempo fijado para la consecución de unas metas u objetivos. La evaluación procesual es de gran importancia dentro de una concepción formativa de la evaluación, porque permite tomar decisiones de mejora sobre la marcha.

 c) Evaluación final: consiste en la recogida y valoración de unos datos al finalizar un periodo de tiempo previsto para la realización de un aprendizaje, un programa, un trabajo, un curso escolar, etc. o para la consecución de unos objetivos.

2.5.- Según el criterio de comparación Cualquier valoración se hace siempre comparando el objeto de evaluación con un patrón o criterio. En este sentido, se pueden distinguir dos situaciones distintas:

a) En caso de que la referencia sea el propio sujeto (sus capacidades e intereses, las metas que se había propuesto alcanzar, considerando el tiempo y el esfuerzo invertidos por el sujeto, y teniendo en cuenta sus aprendizajes previos) o cualquier otro objeto de la evaluación en si mismo (las características de partida de un programa, los logros educativos de un centro en el pasado, etc.), estaremos empleando la AUTOREFERENCIA como sistema

b) En el caso de que las referencias no sean el propio sujeto, centro, programa, etc., lo que se conoce como HETEROREFERENCIA, nos encontramos con dos posibilidades:

b.1) Referencia o evaluación criterial: Aquella en las que se comparan los resultados de un proceso educativo cualquiera con los objetivos previamente fijados, o bien con unos patrones de realización, con un conjunto de situaciones deseables y previamente establecidos. Es el caso en el que comparamos el rendimiento del alumno con los objetivos que debería haber alcanzado en un determinado plazo de tiempo, o los resultados de un programa de educación compensatoria con los objetivos que éste se había marcado, y no con los resultados de otro programa.

b.2) Referencia o evaluación normativa: El referente de comparación es el nivel general de un grupo normativo determinado (otros alumnos, centros, programas o profesores). Lo correcto es conjugar siempre ambos criterio para realizar una valoración adecuada, aunque en el caso de la evaluación de alumnos, nos parece siempre más apropiada la evaluación que emplea la autorreferencia o la evaluación criterial. El empleo de uno u otro tipo de evaluación dependerá siempre de los propósitos de la evaluación y de su adecuación al objeto de nuestra evaluación.

 

 

Fuente

https://www.uv.mx/personal/jomartinez/files/2011/08/LA_EVALUACION_EDUCATIVA.pdf

lunes, 29 de marzo de 2021

Evaluación Formativa: una oportunidad para promover los aprendizajes


Hoy más que nunca, los sistemas educativos enfrentan un dilema en torno a la evaluación de aprendizajes



 



Fuente
file:///C:/Users/Usuario/Downloads/paulina-flotts-mide-uc.pdf

miércoles, 24 de marzo de 2021

Orientaciones para la evaluación de los aprendizajes en contexto de emergencia sanitaria

 La situación actual nos ha desafiado a repensar el vínculo pedagógico entre docentes y estudiantes en este nuevo formato de experiencia escolar modificado por la distancia, ya sea a través de la digitalización o los módulos de enseñanza/aprendizaje en soporte papel.




sábado, 20 de marzo de 2021

lunes, 15 de marzo de 2021

Medir y evaluar en tiempos de pandemia: Desafíos de los sistemas educativos

 “Yo soy mamá, no docente” fue el título del correo que recibió hace un par de semanas una rectora de un colegio en Colombia. No necesitamos reflexionar mucho para saber que quería expresarle la madre de familia en su misiva al colegio. 

 


Se calcula que más de mil millones de personas asisten a alguna institución educativa alrededor del mundo, y de esa cifra al menos el 90% se han visto afectados con esta pandemia; y al enviarlos a sus casas han puesto un nuevo reto a padres de familia y docentes.

 

¿Para qué evaluar en tiempos de pandemia? Los nuevos retos

 En un mundo cada vez más globalizado, muchos de los retos se han vuelto comunes, sea en una pequeña población en China, en una metrópoli como Berlín, o en las llanuras de Argentina, el título del correo enviado puede representar una sensación común. ¿Qué hacer cuando los padres de familia no tienen las competencias para brindar el debido apoyo a sus hijos en las actividades escolares? Y desde la perspectiva de los docentes: ¿Qué hacer cuando los niveles de alfabetización pedagógica en términos evaluativos son tan bajos?

 

Esa es una de las preguntas centrales del mundo escolar en la actualidad, los profesores adicionalmente a sus múltiples actividades, deben preocuparse ahora por una comunicación más individual donde de la mejor manera puedan continuar con la formación remota. A sabiendas que un dispositivo y una conexión a internet es para muchos un lujo en la actualidad.

 

Fruto de este contexto se han manifestado diferentes puntos de vista, entre ellos ha tomado fuerza la política de la promoción automática sin posibilidad de perder el año escolar. Francia fue uno de los primeros países en plantear la promoción automática, y esto sirvió como ejemplo o reflexión natural para que se instaurara la discusión en casi todos los países del mundo. ¿Es posible aprobar a todos los estudiantes independiente de si han aprendido, han mejorado sus actitudes o han cumplido con sus obligaciones? Esa es seguramente la pregunta más importante que se debe plantear la escuela en este justo momento.

 

¿Qué y cómo debemos evaluar? El peligro de una mala evaluación.

 Desde una perspectiva más romántica es fácil suponer que todos deben “ganar el año” o en otras palabras, se les debe aprobar y pasar al grado siguiente. Los argumentos son más “humanos” que académicos. Cómo lo expresó hace poco Julián de Zubiria en un conversatorio virtual del 15 de abril de 2020 “En una crisis mundial de este nivel no le debemos sumar otro problema a los hogares”…“Debemos privilegiar lo actitudinal frente a los contenidos”. Y este contexto obliga a realizar un cambio en la evaluación.

 

El gran reto es que pocas instituciones han pensado en este cambio y menos aún lo han venido implementando. En otras palabras, la mayoría de los sistemas educativos no han tomado decisiones pensadas de forma sistemática y reflexiva de cara a la mejora en sus sistemas de evaluación en tiempos de pandemia. A lo anterior, podemos sumar el desconocimiento y la baja alfabetización sobre evaluación que tienen los docentes en términos generales como lo plantean y evidencian diversos estudios. Cada vez el reto es más grande, ahora debemos evaluar con nuevos mecanismos y criterios, nuevas herramientas y sobre todo una nueva intención a los estudiantes.

 

Y tal vez en comparación a la formación en la primaria y la secundaria, es en la universidad donde se pueden plantear problemas más complejos y en alguna medida delicados por su impacto negativo en la sociedad al no ser bien evaluados. Tomemos por ejemplo a un profesional que está a punto de graduarse en el 2021. Este aprueba todos los cursos del semestre y cumple con todos los requisitos; posiblemente obtenga su título con falencias en su formación que pueda trasladar en alguna medida a su trabajo. Un economista, un abogado o un ingeniero podrían estar cometiendo errores que desencadenen resultados desastrosos al no haber sido evaluados con rigurosidad al final de sus carreras. Sin pensarlo, estaríamos olvidando el impacto que puedan tener las competencias que aún no se han alcanzado cuando el economista no interprete bien informes de gerencia y tome decisiones desastrosas para una compañía, el abogado desconozca la parte de la ley que hubiese salvado a su cliente o el ingeniero con cálculos inexactos construya una estructura que con el tiempo se derrumbe. Un ingeniero de sistemas que no obtiene la máxima nota por la falta de exigencia de sus profesores, podría haber fallado en entender a la perfección un lenguaje de programación, que al escribirlo pueda salvar una gran cantidad de vidas al lograr crear un algoritmo que sea capaz de predecir donde se está incubando la próxima pandemia.

 

Esto no es ciencia ficción o cuando menos exageración, si en todas las universidades del mundo hay siempre estudiantes que no alcanzan la mejor nota significa que les ha faltado algo para lograrlo. Si bien es cierto que las razones son variadas y pueden ir desde no haber entregado un trabajo, hasta un proceso complejo de cualificación donde el docente es muy exigente y subjetivo, también es cierto que ese logro de adquisición de conocimientos o habilidades para el desarrollo de competencias, no está siendo evaluado de manera certera si dejamos todo en un: aprobó o reprobó.

 

Cuando los estudiantes le preguntan al docente: “¿Por qué no he obtenido la mejor nota? posiblemente la respuesta esté argumentada por una sumatoria donde al sacar un promedio, se genere un resultado. Pero muchas veces, el docente no sabrá que es lo que “le hace falta al estudiante” en términos de competencias. Y como lo hemos visto en términos prácticos ese “que le hace falta” puede marcar una diferencia abismal.

 

Un ejemplo en contexto es la ley 1905 aprobada el 28 de julio del 2018 en Colombia que obliga a los nuevos abogados a presentar un examen de Estado para poder ejercer su profesión. Uno de los argumentos centrales de los congresistas para proponer este proyecto de ley fue: “En la medida en que su práctica entraña un riesgo social, el Estado tiene la responsabilidad de garantizar la idoneidad del ejercicio, máxime si se tienen en cuenta las estadísticas de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura sobre los abogados sancionados por faltas contra la ética profesional, muchas veces ocasionadas por vacíos en su formación”. Se puede inferir fácilmente que esos vacíos en la formación se multipliquen en el 2021, no solo en el ámbito jurídico, sino para todas las carreras.

 

¿Cuándo vamos a planear la evaluación? 

 El 27 de marzo del 2020, el rector de la universidad de Los Andes comunica en un corto vídeo: “el Consejo Académico de la Universidad ha decidido que de forma transitoria y por una sola vez, las notas asignadas para todos los cursos de pregrado y maestría del semestre 2020-1 serán de carácter cualitativo” … “la coyuntura nos obliga a experimentar”… “las notas finales no son la prioridad en este momento”. Sus palabras llenas de sentido para este momento histórico desnudan problemas de fondo más complejos. Las decisiones sobre cómo evaluar se han tomado en la marcha, primero fue la decisión de desescolarizar, tanto en Colombia como en la mayoría de los países del mundo. Y luego de unas semanas, se reflexiona en el cómo y con que criterios se va a evaluar. La misma o similar decisión han tomado otras universidades como la Universidad del Magdalena. Y otras aún no emiten ningún comunicado. Por esto, al hacer una búsqueda profunda sobre las decisiones del cómo se va evaluar, es evidente que no existe una política clara en los países. Podemos concluir que la evaluación sigue siendo el Talón de Aquiles de la mayoría de los sistemas educativos en el mundo.

 

Algunas preguntas fundamentales sobre como evaluar en tiempos de pandemia

 Cómo la medición y la evaluación, al igual que la filosofía, tratan en gran parte de preguntar; compartimos algunas preguntas claves para los docentes y las instituciones educativas, que pueden ayudar a la reflexión sobre estos temas y esperamos con ello también aportar a la toma de decisiones.

 

¿Qué manejo le van a dar a las evidencias (actividades, talleres, pruebas, trabajos, etc.) que los estudiantes van a presentar o ya han presentado? ¿Cómo van a calificar parcialmente los progresos?  

 

¿Cuál será el proceso cuando un estudiante no esté de acuerdo con la nota de aprobado o reprobado ? ¿Cómo se brindará claramente la posibilidad de una segundo calificador?

 

Para todos los estudiantes becados y /o que reciben beneficios, ¿cuál será el mecanismo para revisar y obtener promedios? No será justo mantener los del semestre anterior para cualquiera de los casos.

 

¿Cómo asegurar la medición objetiva desde la obtención de un aprobado o reprobado que sea coherente con el alcance de conocimientos, habilidades, actitudes o competencias por parte de los estudiantes?

 

¿Cómo van a apoyarse con los padres de familia, buscando implementar mejores mecanismos de toma de decisiones en conjunto?

 

Y una de las más importantes: ¿Cómo construir un sistema de medición y evaluación que logre evaluar ampliamente y de mejor manera tanto las competencias cognitivas como las blandas o comportamentales?

 

¿Cómo evaluar en tiempos de pandemia?  Tres aportes a los procesos de evaluación:

 1. Cualquier proceso evaluativo debe tener 5 grandes líneas de acción, todas ellas las podemos evaluar tanto en la presencialidad, cómo en la virtualidad. Esas líneas de acción permiten evaluar tanto competencias cognitivas como competencias y habilidades blandas. Los docentes deberíamos estar siempre dispuestos a usar mecanismos y herramientas de evaluación que recojan las siguientes evidencias:

 

• Investigaciones y trabajos escritos: evalúan, entre otras cosas, la escritura y la búsqueda de información.

 

• Trabajos en equipo: evalúan, entre otras cosas, la colaboración, la resolución de problemas en conjunto y la actitud.

 

• Exposiciones: evalúan, entre otras cosas, la comunicación verbal y no verbal, el uso de lenguaje y precisión conceptual y/o disciplinar.

 

• Pruebas estandarizadas tipo ICFES: evalúan, entre otras cosas, la lectura, la resolución de problemas y las competencias.

 

• Observación práctica y ejecución: evalúan, entre otras cosas, el actuar en laboratorios, calidad en las prácticas y la calidad de las intervenciones.

 

2. Antes de iniciar cualquier proceso formativo debemos responder a las siguientes preguntas de manera más clara posible y para ello podemos usar varias metodologías, una muy conocida es el DCE, Diseño Centrado en Evidencias:

 

¿Qué esperamos que nuestros estudiantes hagan? 

 

¿Cómo lo deben hacer? 

 

¿A través de que lo deben hacer? 

 

En el proceso de implementación y evaluación del DCE se exige definir desde el inicio las estrategias que se van a poner en juego para lograr el aprendizaje, o dicho en otras palabras, lo plantea en Colombia el decreto 1330 del 2019, los “Resultados de Aprendizaje”. Si la evaluación es un proceso optimizador, debe tener un inicio, una ruta y una meta plenamente definidos, ese meta o finalidad lo llamamos en las universidades perfil de egreso, que está a su vez construido por una serie de competencias que los estudiantes deben alcanzar durante su formación, y si hablamos de la escuela, nos referimos a unos estándares que se deben alcanzar en diversos momentos del proceso de aprendizaje. Para ambos contextos, universidades, escuelas y colegios, el docente debe recoger las evidencias que pongan en manifiesto el alcance de las competencias, para ello se puede usar un Diseño Centrado en Evidencias (DCE) Mislevy, Almond y Steniberg (2003), Toulmin (1958) y Messick (1989).

 

Cuantas más evidencias se recogen, mejor será la imagen o fotografía que tendremos de un estudiante frente a lo que sabe, piensa, cree o es capaz de hacer. Si logramos evidenciar esto de manera objetiva, nos acercaremos muy bien al estudiante y su perfil.

 

Diversos estudios apoyan una tesis: “La evaluación condiciona el aprendizaje. Se estudia de acuerdo al contenido y formato de la evaluación” (OCDE, 2005). Desde esta perspectiva el aprendizaje es, precisamente, la materia prima de la evaluación. Si la evaluación se ha diseñado desde unas competencias, evidencias y tareas alcanzables, sabremos con exactitud en qué parte del proceso está el estudiante y que requiere de forma particular para lograr el aprendizaje.

 

3. Un buen sistema de evaluación, pensado desde el primer momento e inmerso en todas las actividades formativas tiene una doble vía, sirve para evaluarse como institución y evaluar a los estudiantes desde una planeación estratégica, la cual debe:

 

• Alfabetizar a los docentes en evaluación desde una perspectiva amplia de evaluación PARA el aprendizaje.

 

• Estar intrínsecamente conectada con el ciclo de enseñanza y aprendizaje, permitiendo monitoreo y ajuste frecuente.

 

• Compartir con estudiantes criterios de calidad esperados.

 

• Entregar una adecuada retroalimentación teniendo siempre a la vista la mejora del aprendizaje.

 

A modo de conclusión:

 Para terminar, sabemos que es una tarea más fácil el plantear preguntas que respuestas, pero debe haber una articulación en la toma de decisiones. La evaluación tiene que dejar de ser la parte final del proceso donde se asigna simplemente una nota, para llegar a ser un proceso pensado desde un primer momento que no puede sufrir variaciones tan radicales en el camino. Reiteramos, desde el primer día en el que se pensó en la formación virtual como opción, la evaluación y su forma de llevarse a cabo, debió estar en el centro del proceso, de la discusión y de la acción.

 

Eduardo Montoya Castañeda
Director General ESE Latinoamérica

 

 

 

 

 

Fuente

https://eservicioseducativos.com/editorial/medir-y-evaluar-en-tiempos-de-pandemia-desafios-de-los-sistemas-educativos

 

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