“Mi madre es una
excelente maestra. Nunca falta a su trabajo. Siempre se preocupa por sus
alumnos y ayuda a todo mundo. Por eso, nunca viene a los festivales de mi
escuela.”, dice el mensaje que recibí hoy por correo electrónico. En la
foto que trae, hay un niño triste viendo cómo bailan sus compañeros en la
escuela y sus madres los ven llenas de alegría; pero su madre no está, porque
es docente y también debe de estar en el festival de su escuela. Un correo
cruel que muestra la realidad parcial de muchas docentes en nuestro país y
quienes están siendo evaluadas actualmente para saber su desempeño.
“Haz lo mejor de tu
trabajo, dedícale tiempo a los niños y escúchalos”, nos dice el psicólogo,
mientras nos da una clase de reingeniería humana y nos pide no sentir
culpabilidad por no poder compartir esos momentos de alegría de nuestros
chiquitines en su escuela. “Piensa que si tu trabajas bien con unos niños que
no son tuyos, alguien más lo hará también con tus hijos” nos dice…¡Grande
consuelo! Y, aunque hay voluntad de sumar y el trabajo se hace con
dedicación y amor, se trata de minimizar el dolor de no poder estar viendo al
hijo cómo se desenvuelve en cada festival, pensando que en ese momento
seguramente alguien más, sus docentes o sus abuelos –orgullosos- lo
observan bailar. Indudablemente, es el sentimiento de una madre docente
o su estado emocional los que no podrán ser evaluados de manera tangible
por ningún modelo educativo, por cualquier enfoque, ni mucho menos por algún
organismo que sugiera el gobierno Federal, ni la Secretaria de Educación
Pública o ningún sindicato; que ahora evalúan por competencias.
Madres trabajadoras
que salen del hogar para ayudar en la demandante economía familiar -cada
vez más difícil, para quien se queda en casa-. Madres que salen con el
sentimiento de abandono al dejar a sus chiquitines atrás, para cumplir con las
obligaciones que han contraído con su profesión y con su sociedad.
Según Reategui
(2006) la evaluación cualitativa se caracteriza por ser integral, individual,
democrática y actual.. ¿Pero… qué aspectos pueden incluirse en ella?, ¿Qué
evaluar? ¿Lo actitudinal? La responsabilidad, el compromiso, el trabajo
colaborativo, la puntualidad, el respeto, la honestidad, etc.: Todos los
valores que puedan mostrar a una docente cumplida, responsable, comprometida
y puntual.
Cuando se habla de evaluar las
actitudes y, tratando de ser justos con una evaluación transparente y objetiva,
se podrían considerar parámetros que ayuden a este tipo de evaluación, con una
rúbrica, con un record acumulativo, una guía de observación, una lista de
cotejo o una escala evaluativa; pero aún así, medir y premiar el sentir de las
trabajadoras de la educación sería casi imposible…Darles un punto a favor cada
que sacrifican a sus hijos por atender a los hijos de alguien más, tampoco es
posible. O cuando ese alguien más llegue y reclame por el poco aprovechamiento
de sus hijos y calladas tengan que soportar la intolerancia de una
sociedad que las responsabiliza por la educación de sus hijos, sin tomar su
propia responsabilidad en sus manos… Agregarles puntos a su evaluación cuando,
tratando de ser evaluadas por su puntualidad, dejen a un hijo con un desayuno a
medias o cuando tengan que dejarlo en manos de alguien más a los 40 días de
nacido para que lo cuiden en las mañanas mientras ellas trabajan. Quizás dar
puntos extras por el sentimiento de culpabilidad que sienten cuando, en lugar
de quedarse a cuidarlo por estar enfermo en casa, tengan que cumplir, yendo a
trabajar para que no les pongan inasistencia y se considere como “escaso
compromiso” por faltar a sus labores. Cuando tristes vean que su matrimonio se
va por los suelos por no dedicar más tiempo a su pareja y atender a su vez las
decenas de cursos de actualización vespertinas, sabatinas o dominicales a las
que son sometidas, en ese afán inmensurable de actualización por un modelo poco
comprendido, dejando de lado al ser amado, para poder conservar una plaza o un
trabajo.
Quizás, si los
organismos evaluadores buscaran medir los niveles de satisfacción laboral de
los protagonistas de la educación, para motivarlas en lugar de sancionarlas,
una manera efectiva podría ser mediante la observación, la entrevista, los
diarios y analizar los contenidos de los diarios…pero con un equipo
profesional, especializado que de seguimiento, mida, evalúe y proponga cambios
que generen un mayor compromiso, un estímulo constante a las docentes y un
reconocimiento a su labor cotidiana. No sólo pensando en los resultados
cuantitativos que arroja su compromiso, sino pensando en los resultados
intangibles de una familia abandonada por el rescate de miles de niños que
llegan a sus aulas en toda una vida, aunque por su compromiso inmenso, los
atiendan –muchas veces- con un corazón destrozado.
Rosalía Nalleli Pérez-Estrada
Profesora de la
Universidad Santander y Universidad Politécnica de Tlaxcala
rosalia_na@hotmail.com
Fuente: http://www.educacionfutura.org/evaluacion-cualitativa-para-una-docente/
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