La evaluación
es una actividad que se ha desarrollado en distintas culturas desde hace miles
de años; específicamente en el contexto educativo la encontramos en la
denominada época antigua, cuya característica fue la utilización de
procedimientos instructivos basados en referentes que tenían la intención de
evaluar la capacidad de las personas.
Abbagnano
(1992) cita algunos de los procedimientos que fueron usados en China entre el
tercer y segundo milenios antes de Cristo, aproximadamente, para seleccionar
funcionarios, porque la necesidad de una administración equitativa requería
deberes puntuales y estrictos “…con el tiempo acabó por desarrollarse un
complicado sistema de exámenes estatales que era la única puerta de acceso a
los diversos grados de la administración pública y a los cuales teóricamente
todos podían presentarse…” pero pocos tenían la preparación de la clase
acomodada para poder desarrollar el examen.
Con la
fundación de las universidades en la Edad Media, se evaluaba a los estudiantes
durante su preparación mediante el registro de las reacciones que tenía el
auditorio cuando el alumno leía algún documento religioso, lo que permitía al
examinador formarse un juicio sobre el cumplimiento del candidato y sobre sus
capacidades, comunicándolo inmediatamente a la facultad, convirtiéndose así en
un elemento más de juicio para la evaluación del estudiante. En las
Universidades de la Edad Media, se evaluaba a los estudiantes con exámenes
orales y se aplicaban de forma abierta, llevándose a cabo con el visto bueno
del maestro y en presencia de tribunales especializados.
La
evaluación en la escuela
Como parte
del cierre de los cursos, en estas universidades se habilitaban exámenes orales
con características formales y se aplicaban en forma abierta, considerando la
asistencia de diversas personas, pues se les denominaba exámenes públicos, se
llevaban a cabo con el visto bueno del maestro y en presencia de tribunales
especializados en el área formativa de los alumnos. En el renacimiento, por el
año de 1577, se inicia la aplicación de procedimientos de selección, siendo el
de la observación el que frecuentemente se aplicaba en el examen de ingenios
para las ciencias de Juan Huarte de San Juan.
En el siglo
XVII se implementan en Europa los lineamientos y deberes del inspector de
escuelas religiosas, abordando el tema de la función de los inspectores que
consistía en tareas de vigilancia, recepción, clasificación evaluación o
cambios de nivel de los alumnos.
Durante el
siglo XVIII, surge la necesidad de comprobar los méritos individuales y se van
elaborando normas sobre la utilización de exámenes escritos, siendo poco
objetivos y fiables, todo esto porque se estaba incrementando la demanda para
ingresar a la educación. En el siglo XIX la evaluación respondía a prácticas
que se basaban en instrumentos; aparecen los diplomas de graduación, surge un
sistema de exámenes de comprobación que se elaboraban de acuerdo con los
requerimientos de la sociedad de esa época.
De acuerdo
con Mateo (1993), a finales del siglo XIX J.M. Rice lleva a cabo la primera
investigación evaluativa en educación, destacando el análisis comparativo de
escuelas americanas sobre el valor de la instrucción en el estudio de la
ortografía utilizando puntuaciones obtenidas de test.
Esta
primera generación es denominada por Guba y Lincoln (1989) como de la medición,
y son antecesores de los test. Aquí el evaluador tenía la función de técnico
que proveía instrumentos de medición.
Con esta herencia que dejó el siglo XIX a la
evaluación, en las primeras décadas del siglo XX los expertos continuaban con
la convicción de aplicar nuevas pruebas, al respecto Shepard (2006) destaca que
“los expertos en mediciones creían que podían usarse pruebas nuevas y objetivas
para estudiar y mejorar los resultados de la educación, así como para
encargarse del diagnóstico y la colocación de estudiantes de acuerdo con sus
necesidades de aprendizaje”. Es en este contexto en el que se ubican los
trabajos de Thorndike (1904) quien tuvo amplia influencia en la elaboración y
aplicación de test.
Posteriormente Alfred Binet resalta sus
trabajos en Francia que son revisados por Terman en la Universidad de Stanford,
dando como resultado el test Stanford-Binet. Dirección General de Formación
Continua de Maestros en Servicio La evaluación en la escuela 13 En las décadas
de 1920 y 1930 se diseña una gran cantidad de test estandarizados que miden
toda clase de destrezas escolares y se basan en medir la inteligencia, siendo
diseñados para aplicarse con muchos alumnos.
En los ámbitos educativos estas propuestas
fueron bien recibidas y McCall (1920) hace énfasis en que los profesores son
quienes deben construir sus propias pruebas objetivas. Ya para finales de 1940
el interés por la aplicación de las pruebas estandarizadas fue disminuyendo,
empezando a surgir algunos movimientos que criticaban estas prácticas en la
educación porque el papel del docente era el de aplicador de instrumentos de
evaluación.
Uno de los
autores que aportó otro enfoque fue Tyler, quien planteó en esa década la
necesidad de aplicar la evaluación desde el punto de vista científico para
perfeccionar la calidad de la educación, siendo conocido tradicionalmente como
el padre de la evaluación educativa. Tyler introdujo en su término de
curriculum el método sistemático de evaluación educativa, describiéndolo como
“el proceso” surgido para determinar en qué medida se alcanzaban los objetivos
previamente establecidos (Tyler 1967 y 1969). Aquí se da un gran salto, porque la
evaluación era considerada como medición y la nueva propuesta fue que se
emitiera un juicio de valor de la información que se recabara.
Ya para
los años subsiguientes, específicamente en la década de 1950, aparecen las
taxonomías de los objetivos educativos, siendo la más destacada la de Benjamín
Bloom. En los años de mil novecientos sesenta la evaluación se centra en los
alumnos y el rendimiento que estos tenían, pero la interpretación que se diera
dependería del tipo de decisión que se estuviera buscando, visión que se
modificó una década después (1970), porque se le dio auge en Estados Unidos a
la rendición de cuentas.
A este
respecto Rutman y Mowbray (1983) destacan que se asoció la evaluación a la
responsabilidad del personal docente en el logro de objetivos educativos. Esta
década tiene una época de gran pluralidad conceptual y metodológica porque
surgen toda clase de modelos de evaluación.
Guba y Lincoln (1982) hablan de más de 40
modelos propuestos y los estudiosos de este tema empiezan a clasificarlos y
organizarlos. Autores como Pérez (1983) y House (1989) los dividen en dos
grandes grupos: los cuantitativos y los cualitativos; además consideran mayor
riqueza Tyler planteó en la década de 1940 la necesidad de aplicar la
evaluación desde el punto de vista científico para perfeccionar la calidad de
la educación, siendo conocido como el padre de la evaluación educativa.
La
evaluación en la escuela 14 en matices y se añade el término de enfoques
modélicos porque el evaluador termina construyendo su propio modelo en función
del tipo de trabajo. Los años setenta cierran con innumerables modelos de
evaluación.
Los puntos
más importantes de esta pluralidad conceptual son: diferentes conceptos de evaluación,
diferentes criterios, pluralidad de procesos evaluativos, diversidad de objetos
de evaluación, apertura, pluralidad de las funciones de evaluación, diferencias
en el papel jugado por el evaluador, variedad de audiencia de la evaluación y
pluralidad metodológica. En esta década se consolida a la evaluación como parte
de la investigación, aparecen revistas especializadas, se fundan asociaciones
científicas y se ofrecen cursos y programas de investigación en evaluación.
Hasta esta parte del recorrido histórico ya podemos visualizar de manera
general las principales características que han marcado el concepto de
evaluación.
PRIMERA.
Las primeras seis décadas del siglo XX hasta los años setenta, estuvieron
prioritariamente concentradas en aspectos cuantificables heredados del
positivismo y la psicometría. Evaluación y medición eran sinónimos como expresa
Companioni (2007) dando prioridad a los contenidos programáticos memorizados,
la calificación de los alumnos era contundente para pasar o reprobar al finalizar
el ciclo escolar, la evaluación era vista como un producto fuera del proceso
formativo.
SEGUNDA. De fines de 1970 hasta antes del 2000
es el período llamado del conductismo ideológico por la adherencia a observar
el cambio conductual en los alumnos. Época de apogeo de los objetivos generales
y específicos, que requerían ser descritos y observables; se continúa con la
visión evaluativa fuera del proceso, en el tenor de suma de productos que
generalmente eran aplicados a la mitad y al final del ciclo escolar, dando
prioridad a la evaluación sumativa. Continúa la misma visión.
TERCERA.
En las primeras décadas del siglo XXI la evaluación experimenta una
transformación importante tanto en su visión como en la acción, dando igual
importancia a los aspectos cualitativos y cuantitativos, considerados como
parte esencial del proceso En la década de 1970 se asoció la evaluación a la
responsabilidad del personal docente en el logro de objetivos educativos Rutman
y Mowbray (1983).
Surgen
toda clase de modelos de evaluación, se consolida a la evaluación como parte de
la investigación, aparecen revistas especializadas. Dirección General de
Formación Continua de Maestros en Servicio La evaluación en la escuela 15 de
enseñanza/aprendizaje. Este cambio se observa en las aulas a pesar de que de
manera oficial las evaluaciones continúan siendo cuantitativas. Se abren
caminos a los aspectos esenciales de la evaluación formativa. Visión de la
evaluación como parte del proceso.
Para ir
cerrando este recorrido histórico, que parte desde los primeros antecedentes
hasta la actual evaluación e investigación evaluativa en educación, se resaltan
algunas sugerencias de Daniel L. Stufflebeam (1994, 1998, 1999, 2000 y 2001),
en donde menciona la responsabilidad del evaluador, que debe actuar de acuerdo
con los principios aceptados por la sociedad (contextualizar) y con criterios
de profesionalidad; emitir juicios sobre la calidad y el valor educativo de lo
evaluado y apoyar a los alumnos en el proceso de interpretación y utilización de
su información y sus juicios.
Extraído de
La evaluación en la escuela
Autores
Profra. Reyna Guadalupe Pardo
Camarillo
María del Pilar Salazar Razo
Mtro. Ricardo Díaz Beristain
Dra. Martha Diana Bosco
Mtra. María Eugenia Negrín
Mtra. Estela del Valle Guerrero
Mtro. Adrián Enrique Cerón Anaya
Mtra. Patricia Alcázar Nájera
Fuente
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