La pregunta por la finalidad de la evaluación constituye uno
de los ejes centrales junto con la definición del objeto a ser evaluado. En
términos generales y en función de las definiciones adoptadas permiten
identificar algunas finalidades principales de todo proceso evaluativo: diagnóstico, pronóstico, selección y acreditación estas
finalidades no necesariamente se plantean como excluyentes pero sí determinan
opciones metodológicas diferenciales.
La finalidad de
diagnóstico enfatiza los componentes vinculados con la producción
sistemática de información calificada con el objeto de orientar la toma de
decisiones, la gestión.
La finalidad de
pronóstico enfatiza el valor predictivo
que pueda tener la información que se produce, es decir las acciones
evaluativas persiguen como propósito la producción de información con alto
potencial anticipatorio y explicativo sobre los fenómenos o procesos objetos de
evaluación.
La finalidad de la
selección pone el énfasis en la utilización que tiene la información
producida por la evaluación con propósitos de selección, un ejemplo claro de
esto son los exámenes de ingreso a diferentes instituciones educativas cuyos
aspirantes superan el número de vacantes disponibles. En estas circunstancia se
opta por alguna estrategia de evaluación que con frecuencia se justifica
adjudicándole un valor pronóstico a estos resultados.
La finalidad de
acreditación es la que más se vincula con este valor social – simbólico que
tiene la evaluación. En
estos casos en énfasis está puesto en las consecuencias que los resultados de
la evaluación tienen para el individuo o la institución objeto de evaluación ya
que de su resultado depende la continuidad de los estudios para un sujeto o la
interrupción parcial de su carrera escolar, etc..
Extraído de
Evaluación Educativa:Una aproximación conceptual
Prof. Nydia Elola
Lic. Lilia V. Toranzos
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