Inés Dussel, doctora en Educación,
pedagoga e investigadora, fue la primera entrevistada en esta edición de
Rayuela. ¿Cómo será la escuela del futuro, cuando se termine la cuarentena?
¿Cómo deben ser las tareas que reciben los chicos en este escenario de pandemia?
De estos temas, y muchos más, conversó nuestra invitada junto a Silvia Bacher.
“Esta situación deja en claro la
importancia de la escuela como espacio distinto al de la casa, tanto para
docentes, chicos y familia. Nos damos cuenta qué importante que es salir
físicamente de nuestro espacio, no solo mentalmente: cambiar de aire, rodearse
de otra gente, compañeros, adultos”, comenzó diciendo Dussel.
Respecto a las desigualdades que
visibiliza la cuarentena a nivel educacional, la pedagoga sostiene que “los que
tenemos conexión en casa podemos hacer un montón de cosas, lo que tenemos
cierto espacio cómodo de confinamiento podemos seguir con ciertas rutinas. Hay
muchas familias que no lo pueden hacer y esto tiene un costo muy alto para
ellos. Ahí hay que tratar una cierta continuidad escolar porque nos hace bien a
todos, sobre todo a los chicos”.
En este sentido, Dussel remarca la
necesidad de acompañar a los que menos posibilidades tienen en cuanto al acceso
tecnológico: “Es muy duro retroceder varias décadas respecto a la posibilidad
de inclusión en la escuela, que para muchos sectores es lo que les puede abrir
otro futuro”. Y agrega: “Hay que pensar cómo se acompaña, cómo se insiste, cómo
se facilitan cosas, cómo hacer llegar tabletas con datos. Lo que logró la
Provincia de Buenos Airesa es muy bueno, que todos los contenidos que pasan por
su plataforma educativa no usen datos”.
Un concepto interesante que incorporó
Dussel a la charla es el de la “escuela suspendida”. ¿A qué se refiere? Ella
misma lo explica con claridad: “La propia escuela necesita estar algo
suspendida del contexto. En este tiempo, los chicos pueden aprender algo de
otros adultos, pueden introducirse a una cultura común, es lo que llamamos el
currículum, el plan de estudios que tiene que ver con ordenar ciertos
contenidos. Tiene algo de cultura común, no es solamente lo que a cada profesor
se le ocurre sino también qué es lo que necesitan saber los chicos en
Argentina, en Brasil, en Alemania, donde sea. Son ciertos acuerdos sobre lo que
hay que aprender. Esta idea de un tiempo suspendido para introducirme a una
cultura común es muy importante porque ahí hay un efecto igualitario: no
depende solo de lo que mi familia me puede ofrecer sino también de lo que la
sociedad me ofrece, independientemente de donde nacieron, sector social,
genero, religión, etc”
Por último, nuestra primera
entrevistada de la fecha respondió brevemente un “ping pong” que le propuso
Silvia Bacher:
¿Tareas: sí o no? Buenas tareas. ej:
diario de pandemia, retrato sonoro. Construir algo juntos como para mantener el
aula como una construcción colectiva.
¿Hay problemas con la atención? Sí,
estamos todos muy dispersos y las pantallas nos fragmentan mucho la atención.
¿Recomendaciones para evaluar? No es
un tiempo de evaluación para la promoción sino para acompañar a los chicos y
evaluarlos de una manera que aporte. Ponerse muy pesado con las notas termina
sancionando una desigualdad social. el que tiene acceso a las plataformas le va
a ir bien y el que solo llegó a algunas clases por Whatsapp no. Eso es muy
injusto.
¿Cómo imaginás la escuela el día
después? Más tranquila, más cuidadosa. Todos aprendimos que es muy importante
cuidarnos. Ese tiene que ser el tono de la escuela, de alegría al
reencontrarnos.
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